14 febrero, 2015

El oficio de escribir

Cuando uno vive en el exterior se tiene la oportunidad de explorar el yo interno con un poco más de facilidad. No es que uno no pueda hacerlo en la Patria, pero a veces la vida vertiginosa de la sede es tan absorbente que nos roba el tiempo que uno requiere para esa introspección. ¡Claro! No es una regla escrita en piedra ni es obligatoria su práctica. Sin embargo, por cualquiera que sea la causa, la vida en el exterior nos brinda ese tiempo libre para ver hacia adentro de nosotros mismos, y nos permite ver cosas que no imaginamos que pudiéramos tener o, como en mi caso, que tenemos relegadas en el olvido o en lo más recóndito de la mente.
 
En mi caso, esa habilidad relegada era la de escribir.
 
Ya había hecho algunos trabajos de escritura en mi ya lejana juventud (¡a qué tiempos, señor Don Simón!). Probablemente a muchos de ustedes les he compartido un cuento que escribí hace algunos años: 'El Comercial", y si no y lo desean leer, por favor avísenme y con gusto se los hago llegar. Antes de eso, había hecho algunos escritos que yo comparaba con columnas, y que hubieran quedado muy bien en un blog... pero esas sofisticaciones cibernáuticas no existían en los 80's del Siglo XX. Desgraciadamente no sé dónde quedaron... tal vez en algún recoveco de casa de mi madre... De hecho existe otro cuento, un poco más en la línea de ciencia-ficción que me gusta, se llamaba "La última ardilla en Nueva York". Si lo encuentro, lo transcribiré a formato electrónico (como los escritos originales, estaba a máquina de escribir) y se los compartiré.

Desde "El Comercial" no había escrito nada, y pulí mi estilo escribiendo reportes para la oficina. Y, aunque no lo crean, es un buen ejercicio, ya que ayuda a usar más adecuadamente el idioma, cuidar la puntuación, mejorar la redacción, y todas esas cosas. Después de decenas y decenas de reportes de todos colores y sabores, opino que mi redacción ha logrado ser buena e, inconcientemente, alistándome para regresar a las letras de la forma en que más me gusta.

El momento de regresar a escribir a mi gusto llegó hasta 2009, cuando empecé un  proyecto llamado "Desde el exterior", y que ustedes ya conocen, ya que lo están leyendo en estos instantes. Fue algo que platiqué con Delia una tarde de tantas, y ella me ayudó a encontrar el modo adecuado de empezarlo, así fue como llegué a Blogger (¡¡gracias Blogger-thanks Blogger!!), y el 18 de diciembre de 2009, con algo de incertidumbre y muchas esperanzas, entregué "Arribo" como mi primera aportación al blog. A los pocos días fue "Consulte a su médico", y de ahí p'al real...

"Desde el exterior" ha sido la forma en que he compartido con todos ustedes parte de mi vida, desde anécdotas curiosas tales como la manera en que se designa en Estados Unidos a las personas de ascendencia latina, o hispana, como se decida llamarles o sea lo políticamente correcto en ese momento; hasta la tristeza de salir de Texas y dejar atrás a los amigos cercanos de por allá; o el despedir a un amigo como fue Ivo, ¿recuerdan "Cuando un amigo se va"? He hablado de mi primaria y del Servicio Exterior al que pertenezco. Me acompañaron en el difícil trance de la muerte de mi madre y han sabido de mi deseo de regresar al exterior. Conmigo han sido testigos de la Historia; han sabido lo que ha representado Feisbuc en mi reencuentro con la gente de mi pasado, y el seguir el contacto con las personas que han cruzado por mi vida en estos años de cónsul errante; han leído sobre mi sentir al volver a la Patria y han sabido que Agatha llegó a nuestra familia para quedarse.

En este espacio he proclamado mi orgullo de ser cónsul. He gritado a los cuatro vientos mi amor por Delia, mi pareja y esposa por más de 20 años. He ponderado una amistad que se ha conservado desde la adolescencia hasta el día de hoy con un escritor y periodista admirable que vive en Chicago, ¿verdad, compadre?

En pocas palabras, ha sido un foro en que todos y cada unos de ustedes han sido mis compañeros de viaje. Mil gracias por seguirme en esta jornada.

Pero "Desde el exterior" no ha sido mi único trabajo literario en tiempos recientes, aunque se lea muy pretencioso.

He vuelto a escribir ficción. Y en particular ciencia-ficción. Pero no es escribir sobre extraterrestres y platillos voladores. Es platicar del futuro, tal vez de una manera pesimista, pero en ese entorno apocalíptico, el espíritu del ser humano surge con temple para enfrentar lo adverso de su entorno, o acaso para explorar confines de la realidad que no estaban mas que en el campo de la especulación. Dos cuentos que escribí en 2014 lo reflejan: "El último día del mundo" y "Un día en la desolación".

También ha sido escribir un poco de la naturaleza humana en escenarios inusuales. "Una sopa antes del final" y "Tic-toc Entre las campanas del reloj" han sido dos ejemplos en que, en el tiempo actual, los personajes se encuentran en situaciones extraordinarias. Muchos de estos trabajos los subí a Facebook (ahora sí lo pongo bien para que no se me enreden) y pueden buscarlos en mi muro. Si les da la curiosidad de leerlos, están a su disposición cuando los soliciten.

Hay proyectos en el tinero: otro cuento y una novela. El primero es retomar un reto que me planteó Delia como una nueva experiencia para motivarme a escribir. La segunda es una idea que he estado acariciando por muchos años y que, finalmente, me he dado a la tarea de ponerla en el teclado. Ya les contaré qué pasa.

El poder expresar mi creatividad por medio de las letras ha sido, y sigue siendo, una experiencia maravillosa, a veces incluso consoladora en tiempos difíciles. En una disciplina que han exhaltado escritores como Ray Bradbury, Stephen King o el mismísimo Jorge Luis Borges. Tengo un libro de cada uno de ellos sobre el tema de lo que es escibir, y el compromiso y la devoción que el ser escritor implica. Es dedicarle tiempo, aunque sea breve. Es plantearse una meta diaria en páginas o palabras escritas. Es no perder de vista que el escribir se pule y se refuerza escribiendo más. Es algo que debe tomarse en serio, si se desea ser escritor profesional o tomar el oficio de escribir como parte de la vida propia.Y yo tomo esta actividad muy en serio.

Tal vez publique profesionalmente mis trabajos en el futuro, no es algo que tenga previsto en el corto plazo. Sin embargo, comparto lo que he escrito con la gente que me conoce, y escucho y leo atentamente su comentarios y sugerencias. Deseo escribir algo que sea leído, pero que a mí me agrade escribirlo. Y me encanta compartirlo con ustedes. Deseo que me lean y que lo que lean les agrade.

Soy diplomático. Soy escritor. Soy Alberto.

Una conciencia que he desarrollado desde el exterior.