08 noviembre, 2018

Ingenio en el anuncio

Cuando uno vive en el exterior, se da la oportunidad de encontrar humor e ingenio en lugares inusitados.

Algo que aprecio mucho es el buen humor. El chiste fino, la broma ingeniosa, el sarcasmo divertido. Estilo llevado a niveles de perfección con Groucho Marx, Cantinflas, Peter Sellers, Verdaguer, Gila, entre muchos otros. Se puede lograr una risa honesta sin necesidad de la mala palabra, la ofensa, el intento simplón. Es un humor que yo considero cerebral, para gente que ve más allá de lo evidente.

Claro, hay géneros como el albur que, aunque también tiene su ciencia, y muy elaborada por cierto, no es para todo el mundo. Respeto profundamente al albur y a quienes lo practican de manera magistral, y no niego que me he carcajeado con albureros elegantes pero, insisto, no es para cualquiera.

Una frase ingeniosa en un lugar inusitado puede hacer la diferencia entre una pared o un anuncio publicitario irrelevante y un momento de diversión que rompe la rutina y el tedio.

En tiempos relativamente recientes, la librería "Gandhi" en México inició una campaña publicitaria para promover la lectura, pero no como un sermón de las virtudes y cualidades de leer, o ponderando los clásicos o un tipo o género específico de literatura. Era el llamar la atención al delicioso ejercicio de leer, pero con un acercamiento, dirían algunos, poco ortodoxo.

Pero muy, muy divertido.

Para muestra, algunos ejemplos que usaron en anuncios en la calle, letreros en las librerías, e incluso separadores de libros, que los puede uno tomar gratuitamente en la línea para pagar:






Hasta donde sé, esta publicidad se ha vuelto parte integral de la filosofía de "Gandhi". Pero la mercadotecnia tiene caminos inesperados y, a veces, contrastantes. Será ver cuándo el área de imagen de la librería decide cambiar este concepto.

Sin duda, una campaña ingeniosa que, aparte de promover la librería como tal, buscaba un acercamiento heterodoxo hacia el placer de la lectura. Sería realmente interesante saber si se logró ese objetivo...
  
Otras tendencias en este sentido son como la de "Acción Poética". Si bien no es un movimiento humorístico, "Acción Poética" es la iniciativa de un autor mexicano que decidió aprovechar muros de lotes baldíos, para pintar citas de poesía, incialmente de su propia obra, pero después su ejemplo fue seguido por otras personas en muchos países de América Latina, siempre haciendo una breve cita o una frase sencilla, pero elocuente.

Este movimiento se inició en México pero, gracias a las redes sociales, adquirió una proyección internacional. Podríamos decir que ha sido un resultado positivo de la difusión en Facebook o Twitter. El concepto sigue, esperemos que por mucho tiempo.

Algunas muestras de "Acción Poética":






Estos son sólo dos ejemplos de gente que decidió tomar un acercamiento diferente hacia la comunicación masiva.

Internet y sitios como Facebook o Instagram han mostrado otros ejemplos de ingenio en marquesinas para los más diversos usos y objetivos. Muchos templos cristianos en Estados Unidos se valen de marquesinas con frases divertidas con un mensaje religioso. Para muestra:



*AC units: unidades de aire acondicionado.




Acá en Canadá encontré algo similar, en un lugar bastante inusual, diría yo.

Todos los días, en el camino a la oficina y de regreso, paso por un par de tiendas de bombas y maquinaria hidráulica. Y, como muchas otras cosas en la ruta, no tendrían nada de extraordinario, salvo una marquesina iluminada que tienen afuera de sus oficinas y que, por lo general, las usan para promover alguna oferta especial o un nuevo producto o servicio.

Pero, cuando no hay ni una cosa ni otra. ¿Qué se hace con esos espacios? Tal vez lo "lógico" sería dejarlos desocupados, hasta que se necesitara usarlos de nuevo.

Pero no. Estas empresas decidieron usar sus marquesinas para algo más ingenioso.

Escogen frases y las despliegan en sus tableros por varios días, incluso semanas. Una de estas empresas, Underground Specialties, ha creado lo que yo he dado en llamar "Underground Wisdom", o Sabiduría Subterránea. Acá algunas muestras de esa sabiduría:




* Una "sump pump" es una bomba usada para mantener bajo control los niveles de agua en los sótanos de las casas.


A unos pocos metros está otra empresa similar, Sterling Motor Technology, que también tiene su cuota de humor, no tantos como Underground Specialties, pero son dignos de ser mencionados:



Siempre estoy pendiente de cuando cambian los mensajes en las marquesinas. Creo que Underground ya lo hizo... si hay algo nuevo, lo integraré a mi galería de "Underground Wisdom". Uno de estos días lo voy a hacer una historia para facebook. Ya les avisaré.

Es interesante romper la rutina con este tipo de detalles. Algo que sale de lo cotidiano, de lo obvio de todos los días.Tomarse el tiempo de encontrar las frases y colocarlas en el tablero. Y que los dueños de la empresa no sólo no lo prohíben, sino que se hacen parte de esto. Igual son esos dueños los que piden a quien esté a cargo del tablero, que suba tal o cual frase. Como quiera que sea, el que exista es ya un oasis en medio del desierto de la formalidad profesional.

El humor todavía existe, sin que medie una mala palabra, o ridiculizar a algo o alguien, o la frase vulgar de doble sentido. El humor fino busca jugar con el lenguaje, la ironía, la parodia respetuosa pero incisiva, la observación de lo absurdo en la vida cotidiana. Muy lejos de la broma fácil, el chiste obseno, el insulto, la burla ofensiva, modos de ganar la risa del público y que se han hecho cotidianos en los humoristas actuales.

En el pasado se cuidaba el lenguaje y los temas de los "sketches" de los cómicos por la censura. Hoy, bajo la sombrilla de la "libertad de expresión" y la "libre expresión de las ideas" se hace un franco abuso, y es cuando el monólogo soez, la ridiculización de una persona o de un grupo por alguna característica llamativa, el chiste vulgar, el uso liberal de palabras y expresiones groseras de una manera generalizada, y defendida a capa y espada bajo el motivo de las libertades que mencionaba más arriba. Y quienes ponderan este estilo exigen que todos respeten esos derechos, sin pensar que hay mucha gente que considera que su propio derecho ha sido pisoteado con ese libertinaje de expresión.

Y no es que uno sea santurrón o mojigato. Es ponderar el humor como una forma de expresión del ingenio y la inteligencia de las personas que lo practican. Tampoco es referirse sólamente a los famosos comediantes o cuentachistes. Entre nuestros amigos, familiares o conocidos, incluso en colegas de trabajo, hay personas que son verdaderos humoristas, que saben decir el comentario correcto en el momento oportuno y lograr una sonrisa, incluso una carcajada de nosotros, quienes estamos lejos de ese nivel de sofisticación.

El humor es una manifestación de la inteligencia y del espíritu del ser humano, que merece ser tomada con mucha seriedad.

Un hecho que hace más amena la vida cuando uno está en el exterior.

26 agosto, 2018

Reflexiones en el tren

Cuando uno vive en el exterior, se tienen oportunidades de introspección diferentes a las que uno pueda tener en casa.

En estos años de recorrer otros lugares, me ha tocado usar diferentes medios de transporte. Nada inusual. Automóvil, avión (considerando las distancias entre mis destinos y la Patria), autobús... y tren.

El ferrocarril es el remanente de una época romántica en que el viajar grandes distancias, por tierra, podía ser una mezcla de elegancia, cierta comodidad, y la posibilidad de ser confinado a un espacio relativamente estrecho con un cierto aire de hotel de lujo. Claro, eso para los que viajaran en primera clase, en donde gozaban de camarotes para los viajes de pernocta, compartimentos amplios (dentro de lo que el tamaño del tren lo permite), mejor menú en el carro comedor, y ese tipo de monerías que ahora vemos en los vuelos largos, con líneas aéreas internacionales.

Y también había el tren de segunda, que eran bancas con un pequeño cojín para no resentir tanto el material del asiento, comida básica, pero al menos había la forma de ir de un lugar a otro más rápido que en autobús.

Todavía se puede ver en las películas de los 1930's y 1940's (para no decir que son los 30's o 40's del siglo pasado) lo que era la vida, los romances, las aventuas, las desventuras o las ocurrencias que podían pasar en un tren. Incluso Agatha Christie nos mostró que podría ser un sitio interesante para un crimen en "El Asesinato en el Expreso de Oriente".

Ya desde el Siglo XIX, el ferrocarril representó el parteaguas histórico en los países en los que hizo su aparición. Lo mismo en Estados Unidos, Inglaterra o la India. En México era como los revolucionarios se movían a principios del Siglo XX, y las Adelitas eran tripulantes siempre presentes en un convoy de seguidores de Pancho Villa. Representaba el progreso, pero también la esclavitud de los trabajadores que tendieron las vías del "caballo de hierro", como se le dió en llamar. Afros, asiáticos, irlandeses, hispanos, nativos...  Todos los grupos vistos como inferiores, pero que necesitaban un modo de vivir, aceptaban las jornadas extenuantes, las condiciones inclementes y extremas, los malos tratos, las enfermedades, incluso la posibilidad de perder la vida. Empleaba a miles, y las bajas por enfermedad, accidentes o muerte, eran fácilmente cubiertas por nuevos trabajadores. Siempre hay necesidad, y la gente del ferrocarril lo sabía perfectamente...

Sin embargo, lo que en una época fue el símbolo del progreso, llegó un momento en que se convirtió en el símbolo del anacronismo. El aeroplano, con velocidad mayor y alcanzando mayores distancias, incluso atravesando los océanos, dejó atrás al tren. Las líneas aéreas ya podían ofrecer más y mejores comodidades y beneficios a los pasajeros, y el transporte en rieles quedó sólo para carga y para quienes no gustaban de volar.

Curiosamentre, hay países que todavía conservan un sector ferroviario de pasajeros. Japón y su famoso "Tren Bala", Gran Bretaña, y en general Europa, en donde uno compra un "Europass", que no es barato, pero permite usar cualquier, o casi cualquier tren, en el continente. AMTRAK en Estados Unidos, Via Rail en Canadá, entre otros.

Mi experiencia con los trenes ha sido diversa. La primera vez que abordé uno fue en México. La ruta de pasajeros estaba ya de salida. Sin embargo, varios amigos y yo decidimos aventurarnos. Y fue interesante. Fue un viaje de noche, y me tocó camarote. Nunca me había tocado dormir en esas condiciones, así que fue una aventura. No incómoda de todo, aunque sí se resintió lo reducido del espacio. Al final, entre la compañía y la novedad de la experiencia, resultó divertido.

Muchos años después, y siguiendo el consejo de un buen amigo y colega del gremio, fanático de los ferrocarriles, decidimos tomar Delia, los chicos y yo, el AMTRAK de Albuquerque a Santa Ana, California. Aunque también fue viaje de noche, en esa ocasión no se pidió camarote porque salía casi al mismo precio que volar, aparte de que nos dijo este colega que los sillones eran muy cómodos, y que podríamos pasar la noche sin mayor problema.. Sueños guajiros... Entre uno de los chicos que se mareó y que los sillones no eran lo cómodos que esperábamos, el viaje fue una experiencia que todos nos propusimos muy firmemente no volver a repetir.

Sin embargo, este voto se vio aligerado en Canadá. Si bien todavía no intentamos un viaje largo o de noche, sí hemos usado Via Rail en varias ocasiones para ir de Windsor a Toronto. Y no es gratuito el motivo. Se hace el mismo tiempo manejando o en tren (alrededor de 4 horas), pero uno se ahorra el cansancio de la carretera (que es muy buena, salvo que está en perpetuo mantenimiento y se generan cuellos de botella y aglomeraciones); aparte de que el movilizarse en Toronto en automóvil es una pesadilla: tráfico terrible en las zonas céntricas, poco estacionamiento y muy caro, se convierten en disuasivos de ir a la capital de Ontario. Pero el tren y un razonable servicio de transporte público y taxis hacen este escenario mas manejable.

Y pudiendo viajar sin preocuparse de los orates de los otros coches, ni de si ya cargué gasolina o no, se abre la posibilidad de poder reflexionar sobre muchas cosas. Un poco del pasado, del presente, del futuro; de quienes siguen con nosotros o ya no están por muerte o por distancia; de lo logrado, lo fallido y lo que se presenta adelante en el camino. Se tiene la oportunidad de pensar, en un entorno relativamente cerrado, pero sí diferente a la casa, la oficina, o los lugares de siempre.

Sirve también para observar a los que comparten nuestro vagón, y cocinar historias de lo que puede ser su vida, situación, carácter, historia, o sólo para entretenernos en algo mientras llegamos a la siguiente parada. Gente con formas distintivas de vestir, tal vez un acento curioso, vestimenta inusual (al menos en el gusto de uno), tal vez oír a alguien hablar en nuestro idioma o en uno que nos llame la atención. Un carro de pasajeros de tren puede ser un campo fértil para la imaginación y la experiencia de observar las muchas facetas del ser humano.

Efectivamente, la vida actual nos permite trabajar o entretenernos en casi cualquier parte, incluso en el tren. Ya con Wi-Fi en los vagones, se puede sacar la laptop y seguir el reporte que empezamos en la oficina, o leer el periódico en el teléfono, o escuchar música, o ver una película o programa de TV. La idea es no aburrirse en el trayecto. Pero es perder ese momento dorado de ocio simple, de dejar volar la mente y recordar anécdotas o personas de otra era, de otro lugar, de otro momento... O de hacer introspección sobre lo que hemos hecho de nuestra vida, de las decisiones que hemos tomado o debemos de tomar, de lo que nos falta por hacer, de lo que debemos corregir, evitar o perfeccionar en nuestro quehacer diario como personas, como parte de una familia, de una organización o de la sociedad. Ciertamente un recorrido de algunas horas no nos será suficiente para resolver todos estos temas. Y siempre surgirán nuevos de lo que ya hemos estado reflexionando. La introspección es una tarea que nunca termina.

Pero siempre dará material para hacer los trayectos en tren más interesantes, sin duda alguna.

El viaje en ferrocarril, un tesoro poco reconocido pero siempre valioso de la vida desde el exterior.

19 julio, 2018

El avión que no fue

Cuando uno vive en el exterior, se tiene la oportunidad de conocer historias de todos colores y sabores.

Canadá no ha sido la excepción.

Un tema que siempre me ha apasionado es la aviación. Como algunos de ustedes han de saber, los aviones han sido motivo de mis pasatiempos como el modelismo; si bien es cierto que no soy un consumado experto en aeronáutica, puedo identificar la diferencia entre un Boeing 737, un B-29 y un C-47. Se los dejo de tarea.

Y la aeronáutica, o mejor dicho, la historia de la aeronáutica, tiene relatos y personajes que pueden catalogarse como pintorescos, interesantes, a veces dramáticos. Las adversidades de los hermanos Wright para lograr que su máquina voladora tuviera éxito y reconocimiento general, el vuelo de Charles Lindberg sobre el Océano Atlántico, la personalidad excéntrica de Alberto Santos-Dumont, los "barnstormers" (los pilotos que, después de la Primera Guerra Mundial, se ganaban la vida haciendo acrobacias en ferias y de gira por pueblos de Estados Unidos). Historias de éxito y fracaso, como la del avión gigante de Howard Hughes, el "Spruce Goose", aunque su denominación oficial era el Hughes H-4 "Hercules".



Por muchos años el avión más grande jamás construído (estamos hablando de 1947), ho ha sido sino hasta hace muy poco tiempo que su récord ha sido superado, y eso relativamente:


Sigue siendo, hasta el día de hoy, el avión con el mayor tamaño de alas jamás construído y capaz de volar.

Como su creador, Howard Hughes, el Hughes H-4 estuvo envuelto en la controversia. Propuesto desde 1942, duarante la Segunda Guerra Mundial, como un transporte de gran capacidad para tropa y pertrechos, incluso tanques; sin embargo, las dificultades de construcción (era enteramente de madera por las restricciones de guerra para usar aluminio en esa cantidad), los cambios que el propio Hugues hacía al diseño, y los elevados costos, hicieron que el final de la guerra llegara antes de que hubiera hecho el prototipo. Usando sus influencias en Washington, el aviador logró que se conservara el contrato para construír un sólo avión, el que finalmente salió de la planta en 1947. Tuvo que ser llevado por tierra en partes debido a que la planta no tenía una pista del tamaño adecuado para que el avión pudiera despegar, aunado a que era un hidroplano, es decir, que sólo podía despegar o aterrizar en agua.

Sirvan estas fotos nada más para que se den una idea del tamaño y los problemas que representó llevarlo de la planta cerca a Los Angeles, California, a la bahía en donde podrían hacerse las pruebas de flotación y vuelo necesarias.






Finalmente. El 2 de noviembre de 1947, hizo sus pruebas el Sr. Hughes, a los mandos de su creación, con invitados especiales a bordo, mas una multitud de reporteros tomando película del evento en los alrededores, tal vez esperando que se hundiera o no volara... pero se quedaron con las ganas.


Si bien es cierto que no hizo un vuelo espectacular, el sólo hecho de haber despegado de la superficie del agua fue algo que muy pocos esperaban que sucediera. Este sólo momento garantizó que el Spruce Goose pasara a la posteridad.

Después de este, su único vuelo, fue guardado en un hangar, listo para volar, hasta 1976, en que el millonario falleció y la cuadrilla que él pagaba fue despedida. El guardar este aparato en un hangar en condiciones adecuadas y con personal que lo cuidaba costaba la friolera de un millón de dólares al año. Pero era Howard Hughes...

Después de regateos entre el Gobierno de EUA y museos que deseaban conservar, al menos, una parte de ese monumental avión, encontró su resguardo en el Evergreen Aviation & Space Museum en McMinnville, Oregon, no muy lejos de Portland, en un hangar especialmente preparado para recibrlo y preservarlo para la posteridad.

Y como ésta, hay otras historias de aviones fallidos por una cosa u otra: el XB-70: un bombardero supersónico que, después de un trágico accidente de uno de los dos prototipos existentes, el restante fue confinado al Museo de la Fuerza Aérea de EUA en Dayton; o el Horten alemán, uno de los primeros aviones jet del tipo de ala voladora, desarrollado por la Luftwaffe nazi, pero que no estuvo a tiempo para hacer la diferencia a favor del Reich; por citar sólo algunos ejemplos. Sin embargo, se han podido conservar algunos ejemplares de esas naves que no pudieron levantar el vuelo, así como planos, diseños y otras cosas que nos han permitido conocer su historia y las vicisitudes que llevaron a estas máquinas a ser proyectos inconclusos.

Pero Canadá me ayudó a conocer una historia no tan romántica. Más bien envuelta en intriga política, intereses encontrados, y un país que se sintió traicionado por sus gobernantes por haberles fallado en uno de sus proyectos más importantes y significativos: el AVRO Arrow.

Primero (como habrán de imaginar), un poco de historia. AVRO era una fábrica de aviones inglesa que fue de las pioneras en la industria aeronáutica inglesa. De sus talleres surgieron modelos de gran importancia en la Real Fuerza Aérea como el Lancaster, bombardero que fue pieza clave de la contraofensiva inglesa contra Alemania; o el Vulcan, único bombardero con capacidad de carga nuclear de la RAF y con un diseño innovador de ala delta sin cola:


Pero después del Vulcan, AVRO entro en decadencia y cerró.

Paralelamente, inició operaciones en Canadá, convirtiéndose en una empresa enteramente orientada hacia este país. Desarrolló varios modelos de aviones militares, pero destacó uno en particular: el Arrow.

Concebido como un interceptor de alta eficiencia, su diseño y construcción fue 100% canadiense y, según los que saben de estas cosas, superaba por mucho a aviones estadounidenses similares. Se calculaba que podría superar Mach 2 (es decir, volar dos veces la velocidad del sonido) con motores Orenda Iroquois, de desarrollo y fabricación canadiense. AVRO había logrado superar, con creces, a sus competidores en EUA e Inglaterra.

Damas y caballeros: el AVRO Arrow.


¡De verdad que era bonito el bendito avión!

Se hicieron pruebas de carreteo y de sobrevuelo, y en todas, aun sin el 100% de sus capacidades, logró resultados sobresalientes. Era el orgullo de Canadá, habiendo sido presentado con gran pompa y circunstancia a propios y extraños.



Se hicieron, en total, 6 prototipos para pruebas y, eventualmente, para ofrecerlo a potenciales compradores, como los británicos, los estadounidenses y otros países. Sin embargo, por diversas razones, la cruzada para mostrar las virtudes y maravillas del Arrow fue infructuosa.


Y es aquí donde empieza la teoría de la conspiración, la leyenda o la fatalidad en contra de este logro aeronáutico canadiense.

Las versiones oficiales señalan que los costos de desarrollo y producción habían excedido las estimaciones del gobierno del entonces Primer Ministro John Diefenbaker, quien ya lo veía como un elefante blanco; aunado al surgimiento de los misiles balísticos, que estaban desplazando a los bombarderos como medio de transportar bombas convencionales o nucleares, por lo que un interceptor como el Arrow resultaba inoperante y obsoleto; por lo que ordenó la cancelación del proyecto (estamos hablando de alrededor de $5 millones de dólares canadienses de 1959, por unidad, que eran todo el dinero del mundo). La reacción popular fue de indignación generalizada, pero no se quedó ahí. La segunda parte de la orden fue la destrucción total de todo el material de investigación y desarrollo de Arrow, así como de los 6 prototipos, hasta poder venderlos como chatarra, al igual que mucha de la maquinaria y equipo usados en la construcción y pruebas. Cintas de computadora (muuucho antes de los USB), listados, notas, fotos, gráficas... todo debía desaparecer de la faz de la tierra. Nuevamente la versión oficial: evitar que ese material revolucionario cayera en manos enemigas, léase soviéticas.

Así fue la destrucción de los seis Arrows:





Pero está la otra versión... la que no es tan oficial, y sí más cruda y, obviamente, muy difícil de comprobar.

 ¿Qué hubo detrás de la cancelación del AVRO Arrow? Se habla de los intereses de la industria aeronáutica militar de EUA, que veía al Arrow como una amenaza real de perder millonarios contratos por el avión canadiense. Eso hizo que se presionara al entonces presidente Eisenhower, quien a su vez "convenció" al Primer Ministro que lo que más le convenía a Canadá no era envolverse en una aventura imposible de hacer aviones de alto poder militar, y que, para que su país tuviera aviones de calidad le vendería, por una fracción del costo del desarrollo del Arrow, aviones F-101 Voodoo, pero de segunda mano...

¿La destrucción de toda la información del Arrow? Para que que público se olvidara de ese tema y que su poderoso vecino de Washington estuviera contento. Aparte, todo el personal de desarrollo e investigación, curiosamente, después de salir de AVRO encontraron trabajo en empresas estadounidenses como North American Aviation, e incluso llegaron a formar parte del programa espacial, y ayudaron a que EUA pudiera poner astronautas en órbita en 1962.

Y todo indicaba que esa oscura cruzada tendría éxito...

Pero hubo gente dentro del proyecto que no estaba conforme con ese designio tan denigrante para un logro tan importante para la industria y la moral canadienses. Se conservaron, de manera clandestina, algunos de los planos, fotos, pocos testimonios fílmicos y otros materiales. El Arrow no iba a ser olvidado tan fácilmente.

Así nació la leyenda del AVRO Arrow: el avión que Canadá se negó a olvidar.

Diefenbacker salió del gobierno seis años después, y es considerado uno de los peores Primeros Ministros de la historia de este país. Todo indica que el hombre tomó muy malas decisiones en su mandato. Mucha de la gente involucrada en el proyecto Arrow ya había tomado su propio derrotero personal y profesional, y no hubo nunca oportunidad de revivir al avión que había sido el orgullo del poderío aéreo con una hoja roja de maple por escudo.

Pero el Arrow estaba latente en la mente de mucha gente, de muchos giros profesionales.

En 1997 CBC, la empresa pública de TV de Canadá, produjo una miniserie sobre el Arrow, en la que se relata, como podrán imaginar, desde que el avión fue sugerido, hasta la cancelación tormentosa y los intentos de sepultar su existencia. Cargado de dramatismo y la visión de los productores y escritores de la serie, este programa puso en los medios el tema del avión que Diefenbacker quiso erradicar. Y empezaron a aparecer personas con partes del rompecabezas del interceptor. Pero también se abrió el debate serio sobre si sería válido traer del lugar de los muertos al infortunado avión. Las opiniones polarizadas entre el tajante "SI" y el cereblral "NO" se dejaron escuchar en diversos foros.

En 2012, cuando los cazas CF-18 de Canadá se acercaban a su período de baja por uso y antigüedad, se planteó reemplazarlos con unidades F-35, de fabricación norteamericana, con un costo absurdamente alto, y aun en fase de desarrollo en ese tiempo. El gobierno del entonces Primer Ministro Stephen Harper fue bombardeado por las críticas de que era un dispendio comprar esos aviones, que se debía alargar la vida útil de los CF-18 existentes. Y en medio de esas voces inconformes, el nombre del AVRO Arrow volvió a surgir como una opción real contra los F-35 y, sobre todo, era CANADIENSE.

Los detractores de esta idea, con buena razón, apelaron a decir que no se podía usar un avión de 1959 en el Siglo XXI. El no tener tecnología "stealth" (de baja detectabilidad por los equipos de rastreo y radar) lo hacía muy vulnerable, aun con el tema de la velocidad mágica que se le atribuyó siempre, pero que no hubo ni tiempo ni oportunidad de verificar, por la cancelación de proyecto. Igualmente, los sistemas electrónicos y de armamento ya eran absurdamente obsoletos (¡vamos, de casi 60 años!), y no se tenía certeza de que pudiera tener éxito en un combate aéreo con algún caza ruso o chino, que son ahora los potenciales contrincantes en un conflicto local o global.

Cuando conocí de la historia del Arrow, usé el recurso socorrido por todos, o casi todos en este planeta para obtener información: Google. Y la cantidad de información que hay es impresionante. Y, de alguna manera, hay gran cantidad de material fílmico de la época, incluso uno de los documentales promocionales del avión. Sin contar reportajes, artículos periodísticos, su ficha de Wikipedia (por supuesto), y gran cantidad de referencias de la época, pero también muy recientes. Hubo quien, aprovechando una de las leyendas en el sentido de que habían logrado ocultar uno de los aviones del hacha exterminadora (bueno, soplete de acetileno), hizo una especie de miniserie en computadora en que presenta cómo el Arrow logra ahuyentar a un bombardero estratégico ruso que sobrevolaba el norte de Canada, cerca al Círculo Polar... en 2018. Debo admitir que las figuras humanas de la animación dejaban bastante que desear, pero la acción de los aviones sí era muy interesante, y la historia se antojaba de un romanticismo que uno quisiera abrazar.

Casi con ganas de que, efectivamente, en un hangar oculto en las montañas del Norte de Canadá, un poderoso caza interceptor, de una época ya pasada y olvidada, espera salir de nuevo a a luz del día a defender a Canadá de cualquier amenaza que pudiera tener. Que su fuselaje blanco, con grandes alas delta, vuele en los cielos árticos e imponga su presencia contra cualquier adviersario. Y, una vez cumplida la misión, regrese a su cubil para esperar al siguiente avión que entre a espacio aéreo canadiense con propósitos aviezos.

Yo tengo un modelo de armar del AVRO Arrow, que conseguí en Ebay (¿dónde más?), y que es realmente muy raro. Pero tengo algo más de este avión: una pintura, que obtuve de una forma peculiar. En el supermercado al que vamos a hacer nuestra despensa, se colocan pinturas y memorabilia enmarcada, que se pone en subasta para caridad. Hay un pequeño block en el que uno pone sus datos y la cantidad que ofrece para la subasta. Yo hice eso con el cuadro del Arrow, pensando que alguien daría un mejor precio y lograría quedarse con él, pero valía la pena intentar. Cual fue mi sorpresa cuando me llamó por teléfono el organizador de la rifa para avisarme que mi oferta había sido la mejor, y que la obra era mía. Para alguien que no saca ni reintegro en la lotería, era toda una noticia. Total que nos quedamos de ver unos pocos días después para yo pagar y recibir el cuadro. Llegada la fecha y la hora, nos vimos en el lugar pactado (en otro supermercado), le dí el dinero y me entregaron la pieza subastada, y que ahora espera el momento para que la cuelgue en mi oficina, tan pronto pinten los muros.

Independientemente de la buena suerte por la subasta, el cuadro me llamó la atención. Un avión con esa historia, merece no ser olvidado.



Cuando lo que uno encuentra en la realidad supera a la fantasía, y le da un sabor más delicioso a vivir en el exterior.


21 marzo, 2018

El hombre que contaba historias

Cuando uno vive en el exterior se tiene la oportunidad de encontrar tesoros inimaginables, y que no siempre son reconocidos por todos.

Como alguna vez platicamos por acá, la radio siempre ha sido un medio al que le tengo un cariño entrañable. Un espacio para que la imaginación viajara desbocada siguiendo las voces, los sonidos, los lugares descritos con lenguaje cuidado y a ratos grandilocuente y refinado. Los actores cuyas voces podían pasar del villano desalamdo al personaje tímido, de la doncella en apuros a la matriarca que lleva los destinos de una poderosa dinastía. Los sonidos de puertas abriéndose, coches arrancando, y los pasos en la oscuridad... esos pasos lentos y cautelosos, alertas ante lo que pudiera suceder en los callejones oscuros en los que el personaje camina para encontrar su destino...

Por mucho tiempo, la radio fue esa caja de sopresas, que más parecía la Caja de Pandora y sus impenetrables misterios. Hasta que una vez pude ir a presenciar un programa de radio, acompañando a la estudiantina de un buen amigo. El estudio era un pequeño teatro, los presentadores eran personas comunes y corrientes. Las ovaciones a los participantes en el programa las dábamos todos los presentes, aun los que estaban en el escenario. Efectivamente, la radio es un mundo de ilusión. No fue romper el castillo el cristal, al contrario, fue divertido.

Pero la mejor experiencia que he tenido de la radio ha sido de una manera, en mi opinión, inusitada.

En una de mis adscripciones, uno de mis jefes vivió por mucho tiempo en Estados Unidos, y nos ayudó a conocer a una persona de un nombre singular: Garrison Keillor. Este personaje no es realmente guapo, es alto, de rostro que parece de enojo, con voz profunda y, a ratos, de un susurro de confidencia. Es algo desaliñado, pero en radio uno puede estar hasta en ropa interior y ni a quien le afecte. Porque Garrison Keillor es una figura de la radio.

Por más de treinta años, la radio pública de Estados Unidos ha transmitido los sábados un programa llamado "A Prairie Home Companion", creado y conducido por el Sr. Keillor hasta hace muy poco en que, "oficialmente", pasó la estafeta a una nueva generación, aunque él no ha dejado de dar presentaciones y ser un activo escritor y comentarista de su tiempo.

Este programa, de casi dos horas por emisión, se realiza en vivo, con público presente. Su sede es Minnesota, aunque hace giras por gran parte de la Unión Americana transmitiendo en directo, lo mismo en Los Angeles, que en Nueva York, Chicago o Seattle. Y su auditorio es diverso, ya que es un programa familiar, aunque con un ligero toque de picardía, con un humor fino y bromas que divierten por igual a chicos y grandes. Con un reparto que lo mismo tiene años con él, como con nuevos integrantes, desarrolla su emisión entre música, sketches cómicos, comericales de patrocinadores ficticios como el Consejo Asesor de la Catsup (sí, la salsa), o el pie de ruibarbo que, después de un breve relato infame, pero cómico, cerraba con esta frase: "Wouldn't this be a great time for a piece of rhubarb pie? Yes, nothing gets the taste of shame and humiliation out of your mouth quite like Bebop-A-Reebop Rhubarb Pie."

Igualmente fue el escenario para crear personajes geniales como Guy Noire, un detective privado que, al estilo de las novelas negras de los años 30's, hacía investigaciones o entraba en pláticas absurdas con su amigo "Pete", terminando ambos a tiros, pero que regresaban como si nada para el siguiente programa en el que "en la ciudad que sabe guardar sus secretos" escucharíamos otra divertida historia de Guy Noire, Private Eye.

Y con música country, y de tipo regional, animaba el programa hasta llegar al momento culminante, en que Garrison Keillor se sentaba en un taburete alto y empezaba un monólogo, sin música de fondo, que iniciaba siempre con la frase: "it has been a quiet week on Lake Wobegon, Minnesota, my hometown...", y empezaba a relatar historias llenas de humor, ternura, mensaje, y que, al final, dejaban siepre un muy grato sabor de boca, y que cerraban sempre con esta despedida: "that's the news from Lake Wobegon, where all the women are strong, all the men are good looking, and all the children are above average". En medio de estas dos frases, pudimos conocer la vida de esta comundad surgida de la fértil imaginación de este autor, habitada por una curiosa comunidad luterana y católica de ascendencia noruega y alemana, con un cierto dejo de inocencia y alejada de las complicaciones de la vida moderna en Minnesota, con recuerdos de su infancia y su juventud, o historias de algunos de los habitantes de ese pintoresco lugar.

Y estas historias hicieron las delicias de generaciones de personas de Minnessota, de toda la Unión Americana, y más allá. Primero las emisiones de radio, luego los cassettes, los CD's, y luego YouTube e Internet, a través de su página web. Garrison Keillor y "A Prairie Home Companion" se convirtieron en parte de la cultura popular de E.U.A.

Nosotros creamos una razonable colección de cintas y discos de sus historias. Aunque nunca terminamos oírlas todas las historias, cada una que escuchábamos por primera vez era siempre un grato descubrimiento, una nueva anécdota que recordar, alguna frase ingeniosa para usar en la plática, y un poco más de la vida en Lake Wobegon que lográbamos conocer.

Lo que resultó una experiencia realmente inolvidable fue verlo en persona, presentando su espectáculo. La primer vez fue en California, en que fuimos a la transmisión en vivo, desde un anfiteatro, de su programa de radio. La segunda fué ya viviendo nosotros en Canadá, y fuimos a Michigan a una presentación, ya fuera del programa, pero aun con Lake Wobegon en el ambiente y en el gusto de todos los que fuimos a ese recital.

Era darle rostros a las voces, realidad a los sonidos, y ser parte del sueño de un programa de radio. Y eso no hizo nada para demeritar ese sueño, al contrario, fue darle un mejor sabor de boca, vel al hombre contar su relato en su banquillo, como jugaba con su voz para hacernos parte de esa historia, envolvernos en la intimidad del sususrro profundo, conforme la historia iba de la situación jocosa al momento emotivo, en que los personajes de Lake Wobegon son seres humanos que aman, sienten nostalgia de una juventud ya lejana, o por alguien que se va. Al final, es la vida misma, con un poco de sal y limón.

Y sería realmente hermoso poder darle un final feliz a esta historia, como lo hacía Garrison Keillor en sus programas.

Pero esta vez, la realidad fue lejos de ser tan dulce como sus relatos.

Garrison Keilor fue uno de los personajes del espectáculo que fue acusado por conducta inapropiada y un caso más de #MeeToo. Las explicaciones han ido y venido. Lo irónico es que, aun en estos difíciles momentos, el Sr. Keyllor no deja de darle un tono poético a la situación. Una mano X pulgadas en la espalda... un gesto de consuelo a una admiradora... Nada por años hasta que el abogado de ella le llamó... Y así sigue la historia...

De la noche a la mañana fue despedido de Minnessota Public Radio, sus programas retirados de la programación y su acervo, y enviado al destierro artístico y el desprecio público. Quien sabe cual será su futuro, o si tendrá futuro. En todo caso, su talento permanece en su trabajo y el legado que significa Lake Wobegon.

Para mí seguirá siendo el hombre que contaba historias.

Una agridulce mezcla de recuerdos para conservar en esta ruta por el exterior.