19 diciembre, 2019

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Cuando uno vive en el exterior, se presentan oportunidades que marcan la ruta de la vida de uno.

Cuando me decidí a comenzar este blog, lo hice con cierta incertidumbre de si tendría éxito. El tema de escribir, como ya deben haberse dado cuenta, es algo muy personal, y que se ha canalizado a mi trabajo. Centenares de informes han pulido la redacción, la puntuación, el vocabulario. Jefes de gran cultura y calidad de redacción han sido espléndidos correctores. Tanto que, cuando leo algunos de esos reportes de hace años, hasta me sorprendo.

Hoy, a diez años de haber tomado ese “salto de fe”, me siento satisfecho de lo que he logrado.

En este tiempo he compartido con ustedes mis ideas, mis reflexiones, momentos alegres y tristes, por igual.

Y sus comentarios y porras han sido una motivación para seguir adelante, a veces con mucha frecuencia, a veces con entregas esporádicas. Y no es falta de ganas, sino más bien de tema. Como les dije en esa primera oportunidad: no pretendo abusar de su tiempo ni insultar su inteligencia.

Comprendo que hay unos temas más interesantes que otros, o que llaman más la atención. De todo hay en la viña del Señor.

Pero este ejercicio, como le llamé desde le principio, ha sido un aprendizaje. Es un revisar una y otra vez el texto antes de publicarlo. Es buscar la palabra correcta que transmita el mensaje deseado. No pretendo ser rebuscado, pero tampoco caer en el simplismo.

El blog ha sufrido transformaciones, algunas por recomendaciones de ustedes, otras por cómo se ha desarrollado mi vida a lo largo de estos años y de las experiencias que he compartido con ustedes. Es algo dinámico y que no deja de evolucionar.

Paralelamente al blog, sigue en el horno el tema de mi libro de cuentos. Estoy pendiente de que la editorial lo acabe de revisar para trabajar en las correcciones que ellos me digan. Si todo va bien, en la primera mitad de 2020 les daré noticias.

Escribir ha sido una actividad que he desarrollado por gusto, independientemente de que haya sido también una herramienta de trabajo. Desde la época de la máquina de escribir ha sido algo que he practicado con amor, con pasión. En el teclado he volcado mi inspiración, a veces de manera imperfecta, otras con más talento. Si bien ha sido en el campo de la ficción, que no es un género sencillo, ni mucho menos, ha sido el templete donde he podido desarrollar mi creatividad.

El blog ha sido diferente.

Aquí les he compartido momentos de mi vida diaria, experiencias de impacto enorme en mí, reflexiones sobre cosas que me son de interés y de las que quiero hacerlos parte a ustedes, amigos lectores y lectoras. A ratos he sido algo irreverente, pero nunca para faltar al respeto o insultar a nadie. Me gusta el buen humor en un texto, pero sin caer en el chiste vulgar o la gracejada barata. El idioma es lo suficientemente rico para poder jugar con él y generar una sonrisa honesta y hasta algo de risa, pero nunca malbaratando las palabras.

También ha sido escenario para descargar pesar y dolor que uno carga por pérdidas y ausencias. Por finales que fueron inevitables y despedidas que son parte del devenir de uno en este mundo.
Siempre he sido honesto con ustedes. Creo que es lo menos que puedo ofrecer, junto con una lectura que aspira a ser amena y consiga el interés de quien tenga mis textos frente a su vista. A veces uso un poco la exageración de la parodia y otras la precisión de los datos “duros”, como les dicen ahora. Los que son hechos verificables, lo han sido acuciosamente. Los que son “oídos al pasar” son tratados de ese modo. He procurado de dejar claro lo que es mi muy personal punto de vista y lo que opinan otros. Es parte de la objetividad de quien observa la historia y desea ser relator de ella.

“Desde el exterior” sigue siendo un placer de escribir y compartir con ustedes. No lo quiero llamar “catarsis” porque no es transferirles a ustedes mi sentir. Es compartirlo, a ratos como una confidencia, a ratos como un chisme (¿por qué no? ¡a mí me encanta el chisme!), a veces como anécdota o también como un recuento de los hechos, propios o de algún momento histórico en el tiempo y en el espacio.

¿Qué nos depara el futuro? ¿A dónde vamos? ¿Cuándo llegaremos? No lo sé.

Lo que sí tengo cierto es que “Desde el exterior” sigue. ¿por cuánto tiempo? El que la posibilidad de transmitirles mi experiencia lo permita, con la frecuencia que me sea posible, pero siempre, con el deseo de hacerlos a ustedes partícipes de lo que es mi vida desde el exterior.

Gracias a todos y cada uno de ustedes por ser parte de esta charla de amigos, Espero seguir contando con su compañía por mucho tiempo y, como siempre, agradeceré sus comentarios y sugerencias.

Vayamos por muchos años más… ¡desde el exterior!






25 julio, 2019

"We choose to go to the Moon..."

Cuando uno vive en el exterior, la Historia nos llama a revisitarla con nuevos ojos.

Para nosotros que tenemos una especial atracción por el espacio, no sólo en la fantasía de la ciencia-ficción, sino desde la realidad del programa espacial y la exploración hecha desde los años 50's y 60's del siglo pasado, este mes de julio de 2019 tiene un muy especial significado.

Se celebra el 50 aniversario de la llegada del ser humano a la Luna.

Independientemente de las teorías de la conspiración de que fue una puesta en escena de algo imposible de lograr, la abrumadora evidencia demuestra que, efectivamente, dos seres humanos del lugar al que llamamos planeta Tierra estuvieron de pie en la Luna, cortando para siempre el cordón umbilical que nos conectaba a este cuerpo celeste en donde hemos vivido, desarrollado, construído y destruido en los últimos dos millones de años.

Fue el primer paso real hacia otros mundos y las estrellas.

Pero, independientemente de lo romántico del hecho, la historia detrás de cámaras fue impulsada desde dos discursos que dio el presidente John Kennedy. El primero en 1961, ante el Congreso de su país, en el que anunció que "esta nación debe comprometerse en lograr la meta, antes del final de la década, de enviar un hombre a la Luna, y regresarlo a salvo a la Tierra".


Esa fue la parte para convencer a los políticos y al entorno en Washington. Pero el que fue el mensaje que atrajo a la opinión pública de su país, a la humanidad de los 1960's, y a la Historia posterior a esa fecha, fue el que dio en la Universidad de Rice, cerca a Houston, Texas, un año después. Un discurso lleno de pasión en el que toca las fibras más sensibles del espíritu de exploración que ha caracterizado, no sólo al pueblo de Estados Unidos, sino al género humano en su conjunto., en el que  nos recuerda que las grandes proezas se han hecho por los retos que representan para el alma del ser humano.

"Escogimos ir a la Luna y hacer las otras cosas, no porque eran fáciles, sino porque eran difíciles". Encontré este collage con la parte más significativa del discurso y que, en mi personal opinión,capta el sentido de ese mensaje:




Con estas palabras, Estados Unidos se embarcó en la aventura más ambiciosa nunca antes intentada: salir de la zona de confort que es la Tierra y lanzarse en una travesía jamás realizada para llegar a la Luna. Todos los recursos humanos y tecnológicos disponibles fueron puestos a disposición de este magno proyecto.

Casi medio millón de personas, en diferentes partes de Estados Unidos, participaron en las diversas fases del diseño, planeación, construcción y lanzamiento de la nave que llevaría a los astronautas en un viaje de alrededor de tres días, en espacio abierto, para llegar a nuestro satélite natural. Antes de ellos, numerosas sondas y robots habían ido en avanzada para explorar los posibles puntos de descenso.

Pero no eran los únicos con la misma idea.

La Unión Soviética, enemigo natural de Estados Unidos, tenía también la mirada puesta en llegar a la Luna. Ambos países se habían embarcado en una carrera espacial para lograr la supremacía más allá de nuestra atmósfera, en lo más álgido de la Guerra Fría. Y, para ser honestos, los soviéticos llevaban la delantera, y por mucho.

En 1957 pusieron el primer instrumento en órbita creado por el hombre: el Sputnik 1: una esfera del tamaño de una pelota de basketbol, con 4 enormes antenas, y que transmitía una señal intermitente, que incluso radioaficonados de cualquier parte del mundo podían captar. Insulto sumado al agravio: pocos meses antes de que la cápsula Mercury fuera lanzada, lo que pondría a Estados Unidos a la cabeza de la carrera, Yuri Gagarin fue lanzado desde la Unión Soviética, reafirmando el liderazgo de la URSS. Lo peor, y que no se anunciaba mucho, es que el lanzamiento de Mercury era la esperanza de la Unión Americana de redimirse de una larga serie de fracasos estrepitosos de los estadounidenses en lanzar un aparato electrónico en órbita.

Y la carrera siguió, cada quien con una victoria de su lado: la primera mujer en el espacio (URSS), acoplamento de dos vehículos en órbita (EUA)...

Pero seguía el compromiso de Kennedy: llegar a la Luna. Y la década se acercaba rápidamente a su fin.

Sin embargo, quien lanzó esa voz de reto no estaba para presenciar que su desafío pudiera lograrse. Había caído víctima de un asesino un año después del célebre discurso de Rice.

Pero la empresa no fue gratuita. Cobró... y muy caro.

La primera prueba de la nave que llevaría astronautas a la Luna, llamada Apolo, pasó de una aburrida prueba preliminar, con tripulación y en condiciones similares a un despegue real, a una tragedia terrible en sólo 18 segundos: en un ambiente de oxígeno puro, una chispa en un cable defectuoso creó un infierno que reclamó la vida de los tres tripulantes del Apolo 1: Gus Grissom, uno de los siete astronautas originales del programa Mercury y luego Gemini; Ed White, primer estadounidense que "caminó" fuera de su cápsula; y Roger Chaffee, en su primer vuelo al espacio.

En una prueba plagada de fallas, estos tres mártires de la exploración espacial fueron despedidos como héroes, pero hizo que el programa completo tuviera una profunda revisión hacia el interior de todos y cada uno de los procesos, de la construcción de la nave, de las medidas de seguridad. Todo se puso bajo la lupa, y dejó ver una enorme cantidad de fallas, descuidos, errores y actos de incompetencia por parte de la NASA.

Gene Kranz, uno de los Directores de Vuelo que vieron el incidente del Apolo 1 convocó, a los pocos días del evento, a los técnicos y gente involucrada en la prueba, y de toda la agencia, y les dio un mensaje directo, descarnado y, sobre todo, honesto y para mover a todos y cada uno en NASA para que un accidente así jamás volviera a suceder. A este mensaje se le conoce como el "Kranz Dictum". Merece ser transcrito de manera íntegra, en su idioma original:

Spaceflight will never tolerate carelessness, incapacity, and neglect. Somewhere, somehow, we screwed up. It could have been in design, build, or test. Whatever it was, we should have caught it. We were too gung ho about the schedule, and we locked out all of the problems we saw each day in our work. Every element of the program was in trouble, and so were we. The simulators were not working, Mission Control was behind in virtually every area, and the flight and test procedures changed daily. Nothing we did had any shelf life. Not one of us stood up and said, "Dammit, stop!" I don't know what Thompson's committee will find as the cause, but I know what I find. We are the cause! We were not ready! We did not do our job. We were rolling the dice, hoping that things would come together by launch day, when in our hearts we knew it would take a miracle. We were pushing the schedule and betting that the Cape would slip before we did.
From this day forward, Flight Control will be known by two words: "Tough" and Competent". Tough means we are forever accountable for what we do or what we fail to do. We will never again compromise our responsibilities. Every time we walk into Mission Control, we will know what we stand for. Competent means we will never take anything for granted. We will never be found short in our knowledge and in our skills. Mission Control will be perfect. When you leave this meeting today, you will go to your office, and the first thing you will do there is to write "Tough and Competent" on your blackboards. It will never be erased. Each day when you enter the room, these words will remind you of the price paid by Grissom, White, and Chaffee. These words are the price of admission to the ranks of Mission Control.

Este mensaje cambió radicalmente el ánimo de todo el mundo en NASA. Estas palabras hicieron posible que Apolo 8 pudiera llegar a la órbita de la Luna y mandar uno de los mensajes más emotivos de la historia de la exploración espacial. Era la Navidad de 1968, y los astronautas en esa misión: Frank Borman, Jim Lovell y William Anders, considerando lo significativo de la fecha, tenían programado transmitir un mensaje a la Tierra. Preguntaron a la gente de Relaciones Públicas de NASA si habría algo programado para ellos en esa fecha. La consigna fue simplemente "digan algo apropiado".

Y así lo hicieron.


Independientemente que uno sea religioso o no, el escuchar los primeros versículos del Génesis en la noche de Navidad desde la Luna adquiere un sentido de humildad respecto a la magnitud de la Creación.

Apolo 8 también nos dio una de las más bellas imágenes captadas en el Siglo XX:


En inglés se le llama "Earthrise". Es la primera imagen de la Tierra desde otro cuerpo celeste. Y como lo dijeron los astronautas, nos da una nueva visión de nuestro planeta, pero con ojos de entender la exacta dimensión de nuestro mundo. Ya no somos el centro del Universo. Somos un pequeño astro en la inmensidad del Cosmos.

Finalmente. En julio de 1969 llegó el momento de cumplir la consigna de Kennedy. Ya no era sólo desarrollar la nave y la tecnología para llevar un ser humano fuera de nuestro planeta. No sera sólo acercarlo a la Luna. Era que pudiera descender en la Luna y pudiera sentar pie en nuestro satélite natural. Un momento que paralizó, por unos instantes, a casi toda la humanidad.

Yo era un chico de menos de 10 años. Recuerdo que todos en mi casa lo estaban viendo en la tele grande de la sala. Por alguna causa que no recuerdo bien, yo lo estaba viendo en una pequeña televisión portátil que tenían mis papás en su recámara. Y recuerdo que Jacobo Zabludovsky, el gran periodista de la televisión mexicana, junto con Miguel Alemán Velasco, estaban en Houston transmitiendo, en vivo, el momento para México.

Esta fue parte de su narración, que es elocuente en sí misma:


Desgraciadamente, hay una parte de la narración que no quedó en este video y que, de alguna  manera, da una idea del asombro y la incredulidad de que, efectivamente, en esos precisos instantes, a 300,000 kilómetros de donde estaban, un ser humano estaba enviando imágenes desde la Luna. Era algo así: "... las primeras escenas, en vivo, desde la Luna, captadas aquí en la Tierra. Desde la superficie de la Luna... desde la superficie de la Luna... desde la superficie de la Luna, se dice fácil". Y Miguel Alemán Velasco se sumó al comentario diciendo "Señoras y señores. Este es un momento extraordinario".

Independientemente de las dos horas de caminata lunar, de los tres días de ida y otros tantos de regreso, el esfuerzo y el espíritu del ser humano había logrado lo que se pensaba imposible: salir de la atmósfera de la Tierra, recorrer una distancia inimaginable y llegar a otro cuerpo celeste e, igualmente importante, regresar a salvo a casa.

El reto de John Kennedy se había cumplido.

La Unión Soviética no logró el mismo objetivo por escasas dos semanas. Su cohete, el N-1, estalló catastróficamente en una prueba de despegue en Baikonur, Kazajstán, cerrando definitivamnete el esfuerzo de la URSS en llegar a la Luna. Afortunadamente, era una prueba no tripulada, de otro modo, hubiera sido una triste repetición de la tragedia del Apolo 1.

La historia del Programa Apolo siguió por 6 misiones más, Dos estrenando nueva tecnología como el primer automóvil en circular fuera de la Tierra, así como video mejorado para ver las actividades de los astronautas, ahora por varios días, por sólo citar algunos ejemplos. Una misión que convirtió una falla irreparable en el espacio en un ejemplo del ingenio, la creatividad y el espíritu de supervivencia del ser humano: Apolo 13, inmortalizada en una gran producción cinematográfica de 1995.

La falta de interés del público, las necesidades del gobierno de Estados Unidos de ver por otras cosas, y un cierto sentimiento de "misión cumplida" hicieron que NASA cancelara los lanzamientos de Apolo 18, 19 y 20. Pero se dieron las bases para la siguiente etapa del Programa Espacial: el transbordador.

Pero por esos instantes en la noche del 20 de julio de 1969, la Humanidad dejó de lado sus diferencias, y se unió en un sentimiento de asombro y maravilla de haber llegado a la Luna y haber dejado este testimonio:


La "Placa Lunar" dice: "Aquí hombres del Planeta Tierra pusieron su pie por primera vez en la Luna. Julio de 1969 AD. Vinimos en paz por toda la Humanidad".

Esta proeza plasmó el espíritu de exploración que ha caracterizado a NASA. Al magen de motivaciones políticas o intereses diversos, los hombres y mujeres que han dado años de trabajo, experiencia, creatividad, y espíritu de aventura han hecho que esta agencia haya personificado el motor que ha hecho que la Humanidad, desde sus orígenes, saliera de su zona de confort y se lanzara a descubir, primero, nuevos continentes, ahora nuevos astros, y explorarlos. O, como escribiera Amado Nervo, "Quien será, en un futuro no lejano, el Cristóbal Colón de algún planeta?¿Quién podrá, con máquina potente, sondear el océano del éter, y llevarnos de la mano allí dónde llegaron sólamente los osados sueños del poeta?".

NASA preparó un video con un mensaje similar, con un mensaje intenso y elocuente:


Yo me considero un explorador. No a la escala del Programa Espacial, pero al dejar mi casa y mi tierra para embarcarme en la experiencia del Servicio Exterior, soy un explorador con un mensaje de paz, a donde me toque representar a mi país.

El reto y la aventura de vivir en el exterior.

16 marzo, 2019

La voz del misterio

Cuando uno vive en el exterior, se abre la oportunidad de incursionar en temas que, muy probablemente, pasarían por alto en una conversación normal.

En mis andadas por YouTube, encontré un reportaje sobre el doblaje de películas y series que se realiza en México. Una industria casi desconocida para muchos, pero que todo el mundo disfruta en nuestro país, y en varios otros de habla hispana. Las series en inglés, francés, japonés, o cualquier otro idioma distinto al nuestro, serían irrelevantes si no contaran, antiguamente, con subtítuos y, más recientemente, con doblaje. El poner una voz en el idioma propio y que se parece a la original del actor, o actriz, que aparece en la pantalla, hace que esas series y películas lleguen a una mayor audiencia, con los beneficios de taquilla o audiencia que eso representa.

Entre los años 50's y 70's del siglo pasado, México se volvió el punto focal del doblaje.

Desde series de televisión en blanco y negro como "Rin-tin-tín", "El Llanero Solitario", "Mi mamá es un convertible" (¡es vierídico! hubo una serie que se llamaba así, y la estrella era un automóvil antiguo, un Porter 1928 [modelo ficticio]), "El Hombre Par", "El Hombre de Acero", "Los Intocables", entre muchas otras; hasta series consideradas como íconos de los 60's, 70's y 80's como "El Hombre Nuclear", "Perdidos en el Espacio" Viaje a las Estrellas", "Viaje al Fondo del Mar", "Magnum PI", por citar sólo algunas, fueron aceptadas y gozaron del gusto de audiencias de todas las edades que, sin saber el idioma original de esos programas, pudieron disfrutarlos y hacerlos parte de su vida diaria, de su fantasía y de sus recuerdos de infancia y juventud, gracias al doblaje.

Sin embargo, en realidad nadie sabía quienes eran esas personas que prestaban sus voces con diversas entonaciones, acentos, estilos, y que daban personalidad a los personajes que uno veía cada semana en su televisor.

Y, gracias a la televisión, el cine o el teatro, esas voces adquirían un rostro y un nombre: Julio Lucena, Eduardo Alcaraz, María Antonieta de las Nieves, Luis Manuel Pelayo, Carlos Riquelme, Alejandro Ciangerotti, Víctor Alcocer, Sergio Bustamante... una generación que le dió voces latinas a personajes como Don Gato, el detective Kojak, al psicólogo de la serie "OVNI", a los gemelos de "Mis Adorables Sobrinos", al Oficial Matute, al capitán Crane de "Viaje al Fondo del Mar", a Buck Cannon de "El Gran Chaparral" (¿se acuerdan que platicamos de esa serie alguna vez?), al Doctor Smith de "Perdidos en el Espacio", y así podríamos pasar hojas y hojas con personajes inolvidables y voces que les dieron una nueva vida, una personaldad más contundente que en la versión original (se dice que Telly Savalas, el actor que interpretaba al detective Kojak, le tenía gran admiración a Víctor Alcocer, el actor mexicano que le daba voz en español).

De esa camada de artistas/genios quedó uno que llegó hasta nuestros días: Jorge Arvizu.

Este multifacético artista que hizo cine, teatro, televisión, radio, fue la voz de incontables personajes que son legendarios. Todos recordamos a Cucho y a Benito Bodoque de "Don Gato y su pandilla", al robot de "Perdidos en el Espacio", a Pedro Picapiedra, al Pájaro Loco, a Popeye el Marino, al Gato Félix, a Maxwell Smart (el Superagente 86), y eso sin contar decenas y decenas de voces de apoyo con acentos, entonaciones, cadencias de lo más diverso: desde parodiar artistas famosos como Arturo de Córdoba, hasta usar acentos de diferentes nacionalidades, según las necesidades.

Ya en sus últimos años interpretaba, en un programa de comedia, a un anciano excéntrico al que le llamaban "El Tata", y le quedó ese apodo como parte de su identidad para las generaciones más recientes, que no lo ubicaban como el tierno Benito Bodoque.

Sin embargo, y como una ironía de la vida, dos de sus creaciones en la televisión de los 60's fueron nuevamente hechas, esta vez para la pantalla grande: "Don Gato y su pandilla" y "El Superagente 86" y, en ambos casos, los estudios que realizarían esas producciones pidieron expresamente que Jorge Arvizu repitiera sus caracterizaciones de Cucho, Benito y Maxwell Smart para las versiones en español. Un reconocimiento al talento de un artista excepcional.

Por eso, cuando falleció en 2014, los homenajes fueron muchos y muy diversos, pero hubo uno que, para mí, fue el más significativo y simbólico de la huella que dejó en la cultura televisiva de muchos países y de millones de personas:


Esta imagen, que por sí sola tiene un profundo significado, me recordó la que se le hizo a alguien que fue también un ícono en su gremio: Mel Blanc.

A diferencia de Jorge Arvizu, Mel Blanc inició su carrera en los años 30's como humorista en variedades y radio. Sin embargo se interesó en participar en las caricaturas que pasaban en los cines, y pidió empleo por un buen rato, hasta que fue aceptado por los estudios Warner Bros. y comenzó a aprovechar su talento de poder darle a su voz diversas entonaciones, modos y, finalmente, fue llamado a trabajar en los dibujos animados que tanto le agradaban. Cortos de no más de 10 minutos, con personajes diversos e historias entre cómicas y algo fuera de lo normal al exagerar movimientos, gestos, y otras acciones de las personas.

Muchos de esos caracteres eran anónimos, se limitaban a ser imagenes en blanco y negro, con una trama ligera y divertida, y un desenlace feliz o cómico. Pero Warner Bros. y en particular Leon Schlesinger, productor de incontables cortos animados, encontró que algunos de esos personajes ganaban la simpatía del público, y empezó a darles personalidad propia. Y fue así que figuras como Bugs Bunny, el Pato Daffy (o el Pato Lucas, como lo conocimos en México), Porky Pig, Elmer Fudd (o Elmer Gruñón) y otros muchos empezaron a tener más y más cortos propios, e incluso combinados (¿quién no recuerda la rivalidad entre Bugs Bunny y el Pato Daffy?), y Mel Blanc fue la voz de casi todos esos personajes, demostrando su enorme versatilidad como artista de la voz.

Sin embargo, como era la costumbre en esa época, se reconocía el talento de los dibujantes, los encargados del sonido, pero no de quien daba voz a los personajes. Mel Blanc negoció con el estudio y logró que su nombre apareciera con el crédito: "Caracterización de voces: Mel Blanc", lo cual significó un avance muy importante en reconocer este tipo de participación. Ya para los años 60's, estaba incluido el nombre de todos los artistas que participaban como voces en las series animadas de la época, y nombres como June Foray (quien daba voz a la Ardilla Rocky y Betty Mármol, entre otros), Jean Vander Pil (la voz de Vilma Picapiedra), Edward Everett Horton, y otros más, se unieron al de Mel Blanc en reconocimiento a su participación en esas animaciones.

Mel Blanc siguió activo hasta su muerte en 1989. Siguió dando su voz a casi todos los personajes de caricaturas de Warner Bros., pero también colaboró con Hanna-Barbera, creadores de Don Gato, los Autos Locos, Scooby Doo y otras caricaturas clásicas de los 60's y 70's, siendo algunas de sus voces las de Pablo Mármol (o Barney Rubble en inglés), el Sr. Spacely (o el Sr. Espacial en los Supersónicos), Secret Squirrel (o el Insperctor Ardilla), Captain Caveman (el Capitán Cavernícola), y muchos otros más. Igualmente participaba en diversas campañas informativas para niños en que se usaban a Bugs Bunny y otros de esos personajes. Incluso hizo un comercial para American Express, de los que decía: "¿Me conoce?" y decía todo lo que hacía y nadie lo reconocía, pero presentando la tarjeta, todos lo reconocían. Publicidad al fin.

Hizo presentaciones personales y trabajó en radio y televisión fuera del entorno de voces de caricatura, junto con el cómico Jack Benny, pilar de la TV y radio de los años 50's.

Al anunciarse su fallecimiento, un dibujante resumió el impacto de la pérdida de Mel Blanc en una obra que se llamó simplemente "Speechless" ("Mudos")

Creo que, como en el caso de Jorge Arvizu, esta imagen es elocuente en sí misma.

Mel Blanc y el doblaje mexicano cruzaron sus caminos cuando se empezaron a proyectar en la  televisión de nuestro país, los cortos animados de Bugs Bunny y los demás de Warner Bros. Originalmente yo los recuerdo de niño en inglés, y trataba yo de imitar algunas de las palabras que los personajes decían, claro, nada que ver con la palabra actual. Posteriormente, se empezaron a doblar al español, y varios actores mexicanos daban voces a los personajes que Mel Blanc, él solo, había hecho verdaderas creaciones. Una muestra del talento de todos los involucrados: de Mel Blanc el ser el hombre de las 1,000 voces, y de los artistas mexicanos que perfeccionaron y sazonaron al gusto latino esas creaciones.

Y, en muy buena medida, podría comparar a Mel Blanc y a Jorge Arvizu por su talento, creatividad, ingenio, y vocación hacia su gremio y su oficio.

Las voces misteriosas que crearon incontables recuerdos de infancia, y perduran hasta el día de hoy.

Descubrimientos que uno hace cuando se está en el exterior.