18 marzo, 2016

"Estaban los tomatitos..."

Cando uno vive en el exterior se tiene la oportunidad de acercarse a los temas que son de profundo valor en donde a uno le toca vivir. Y uno encuentra toda suerte de personas, animales o cosas que para un cierto lugar tienen un valor moral, histórico o legendario que nunca debe tomarse a la ligera.

Acá en Leamingotn son los tomates.

Como lo platicaba recién a mi llegada a Canadá, la zona de Leamington y el sur del condado de Essex son de corte agrícola, y uno ve invernaderos para el cultivo de legumbres, flores, algunas frutas.

Y tomates.

El tomate ha sido una pieza fundamental de la economía y la cultura de Leamington. Se pondera, hasta la fecha, como la "Capital Canadiense del Tomate", y a mucha honra. Y para muestra:


             (Fotos de Google Images, pero sí existen, yo los he visto decenas de veces acá)

La historia del romance entre Leamington y los tomates es antigua. La mejor referencia es de principios del Siglo XX, en que la fábrica de salsa catsup (o ketchup, como deseen llamarle) Heinz, abrió una planta para procesamiento de tomates y obtener pasta, la que se utiliza en salsa y en otros productos. La producción de salsa catsup empezó en 1910, aunque la planta se abrió el año anterior, pero inició con pepinillos. El caso es que la empresa comenzó a comprar cosechas enteras de tomates de granjeros locales, y pronto muchos agricultores se centraron en esta fruta, generando una gran derrama económica y una economía estable, a la escala de este pequeño poblado.

Fortunas se crearon y generaciones enteras vivieron de la fruta roja. Claro, se siguieron dando las granjas de espárragos, de pepinos, los viñedos, los invernaderos de flores, y otros cultivos que tenían su propio mercado y su propia existencia. Ahora que menciono lo de invernaderos, cuando surgió esta tecnología, los tomateros la aprovecharon e hicieron posible que se tuvieran cosechas en casi todo el año, sin importar los climas extremos que se dan en estas latitudes.

Y el paisaje a las afueras de la pequeña población de Leamington se cubrió de campos de siembra e invernaderos para generar productos para vender a la gran planta que, por cierto, llegó a ser la segunda más grande de Heinz a nivel mundial.

En 2013, la ciudad de Leamington celebró esta sociedad con una placa conmemorativa:


Lo irónico fue que, a los pocos meses, se anunció el cierre de la planta por políticas del empresario que recién acababa de comprar la marca y que, con objeto de optimizar la producción, decidió cerrar plantas y reubicar la producción de Heinz a nivel mundial. Fue una decisión que nadie comprendió y que sí fue el desplome de granjas y granjeros, al perderse el principal comprador de tomate en la zona. Muchas granjas cerraron, otras tuvieron que cambiar a otros cultivos para sobrevivir, y la planta se convirtió en un gigante muerto, y todos a su alrededor sufriendo el dolor de su desgracia.

Sin embargo, una luz de esperanza brilló cuando un grupo de granjeros empresarios de Leamington decidieron recuperar la planta y darle nueva vida. Y así surgió Highbury Canco, quien tomó las instalaciones y empezaron un lento arranque y una nueva etapa para los edificios y máquinas y, sobre todo, para los tomateros de esta población.


Hoy la planta sigue contratando trabajadores y comprando las cosechas de tomate, tal vez no en la misma capacidad de la época de Heinz, pero de manera sostendida, y logrando que, en cosa de dos años, la planta volviera a ser activa y pudiera poner la pasta de tomate de Leamington en el mercado. Resulta curioso ver el escudo de la nueva empresa en el puente del fondo y la chimenea con el nombre del propietario inicial de esa planta...

Sin embargo, la historia no acaba aquí.

Hará cosa de unas tres semanas, una publicación en Facebook causó revuelo en la región: la pasta de tomate que se usa para hacer salsa catsup French's (marca que es más conocida por su mostaza) provenía de Leamington, a diferencia de Heinz, que la obtenía de otras partes. Eso desató una campaña para que todo el mundo en Canadá se abocara a comprar salsa French's para impulsar la producción de una empresa orgullosamente canadiense. La campaña en redes sociales creció al grado de que se propuso que en la cafetería del Parlamento de Canadá se retirara la salsa Heinz y se reemplazara por French's.

Artículos fueron y vinieron, desde reportajes hasta editoriales. La tinta que se ha derramado con este tema ha sido de todos colores y sabores.

Al final, el encargado de la cafetería del Parlamento tomó una posición conciliadora, explicando que, si bien French's hacía salsa catsup con tomates de Leamington, Heinz hacía otros productos de tomate con frutas de nuestra población, dando espacio a todos en beneficio de todos.

Pero no acabó aquí la controversia.

Una importante cadena canadiense de supermercados tuvo la brillante idea de retirar la catsup French's de su lista de productos por causas internas. Y probablemente no hubera pasado a mayores si no fuera por el hecho de que un empleado "filtró" una copia de un memorandum  interno, a los medios, en que se dictaba la instrucción. En un ambiente caldeado de nacionalismo y pasiones encendidas, esta nota sirvió para revivir la controversia de la salsa de tomate. La cadena explicó que, efectivamente, se había pensado en esa medida porque las ventas de salsa French's afectaba las de su propia marca, y eso iba en perjuicio de la misma empresa. Sin embargo, como una forma de apoyar a la industria de Leamington, se suspendería la orden y se volvería a abastecer de salsa French's a los estantes de sus tiendas, y que esperaba que el ímpetu de los medios se reflejara en ventas.

Una editorialista del "Windsor Star", principal periódico de esta zona, lo explicaba como que no era sólo una cuestión de salsas, era la industria agrícola canadiense la que era el tema de fondo. La salida de Heinz había sido un duro golpe para Leamington, y que había costado grandes sacrificios y esfuerzos el poder iniciar el camino hacia la recuperación. Una comunidad que es el reflejo de una economía que requiere fortalecerse con el apoyo de los consumidores canadienses que compren productos elaborados con materia prima de Canadá.

Como la salsa catsup de French's.

Lo más irónico para mí de toda esta historia es que un día que fui a un supermercado de acá, lo que encontré en la parte de frutas y verduras fueron... tomates mexicanos:


Y de ésto, y de mucho más, le toca a uno vivir desde el exterior.