16 marzo, 2019

La voz del misterio

Cuando uno vive en el exterior, se abre la oportunidad de incursionar en temas que, muy probablemente, pasarían por alto en una conversación normal.

En mis andadas por YouTube, encontré un reportaje sobre el doblaje de películas y series que se realiza en México. Una industria casi desconocida para muchos, pero que todo el mundo disfruta en nuestro país, y en varios otros de habla hispana. Las series en inglés, francés, japonés, o cualquier otro idioma distinto al nuestro, serían irrelevantes si no contaran, antiguamente, con subtítuos y, más recientemente, con doblaje. El poner una voz en el idioma propio y que se parece a la original del actor, o actriz, que aparece en la pantalla, hace que esas series y películas lleguen a una mayor audiencia, con los beneficios de taquilla o audiencia que eso representa.

Entre los años 50's y 70's del siglo pasado, México se volvió el punto focal del doblaje.

Desde series de televisión en blanco y negro como "Rin-tin-tín", "El Llanero Solitario", "Mi mamá es un convertible" (¡es vierídico! hubo una serie que se llamaba así, y la estrella era un automóvil antiguo, un Porter 1928 [modelo ficticio]), "El Hombre Par", "El Hombre de Acero", "Los Intocables", entre muchas otras; hasta series consideradas como íconos de los 60's, 70's y 80's como "El Hombre Nuclear", "Perdidos en el Espacio" Viaje a las Estrellas", "Viaje al Fondo del Mar", "Magnum PI", por citar sólo algunas, fueron aceptadas y gozaron del gusto de audiencias de todas las edades que, sin saber el idioma original de esos programas, pudieron disfrutarlos y hacerlos parte de su vida diaria, de su fantasía y de sus recuerdos de infancia y juventud, gracias al doblaje.

Sin embargo, en realidad nadie sabía quienes eran esas personas que prestaban sus voces con diversas entonaciones, acentos, estilos, y que daban personalidad a los personajes que uno veía cada semana en su televisor.

Y, gracias a la televisión, el cine o el teatro, esas voces adquirían un rostro y un nombre: Julio Lucena, Eduardo Alcaraz, María Antonieta de las Nieves, Luis Manuel Pelayo, Carlos Riquelme, Alejandro Ciangerotti, Víctor Alcocer, Sergio Bustamante... una generación que le dió voces latinas a personajes como Don Gato, el detective Kojak, al psicólogo de la serie "OVNI", a los gemelos de "Mis Adorables Sobrinos", al Oficial Matute, al capitán Crane de "Viaje al Fondo del Mar", a Buck Cannon de "El Gran Chaparral" (¿se acuerdan que platicamos de esa serie alguna vez?), al Doctor Smith de "Perdidos en el Espacio", y así podríamos pasar hojas y hojas con personajes inolvidables y voces que les dieron una nueva vida, una personaldad más contundente que en la versión original (se dice que Telly Savalas, el actor que interpretaba al detective Kojak, le tenía gran admiración a Víctor Alcocer, el actor mexicano que le daba voz en español).

De esa camada de artistas/genios quedó uno que llegó hasta nuestros días: Jorge Arvizu.

Este multifacético artista que hizo cine, teatro, televisión, radio, fue la voz de incontables personajes que son legendarios. Todos recordamos a Cucho y a Benito Bodoque de "Don Gato y su pandilla", al robot de "Perdidos en el Espacio", a Pedro Picapiedra, al Pájaro Loco, a Popeye el Marino, al Gato Félix, a Maxwell Smart (el Superagente 86), y eso sin contar decenas y decenas de voces de apoyo con acentos, entonaciones, cadencias de lo más diverso: desde parodiar artistas famosos como Arturo de Córdoba, hasta usar acentos de diferentes nacionalidades, según las necesidades.

Ya en sus últimos años interpretaba, en un programa de comedia, a un anciano excéntrico al que le llamaban "El Tata", y le quedó ese apodo como parte de su identidad para las generaciones más recientes, que no lo ubicaban como el tierno Benito Bodoque.

Sin embargo, y como una ironía de la vida, dos de sus creaciones en la televisión de los 60's fueron nuevamente hechas, esta vez para la pantalla grande: "Don Gato y su pandilla" y "El Superagente 86" y, en ambos casos, los estudios que realizarían esas producciones pidieron expresamente que Jorge Arvizu repitiera sus caracterizaciones de Cucho, Benito y Maxwell Smart para las versiones en español. Un reconocimiento al talento de un artista excepcional.

Por eso, cuando falleció en 2014, los homenajes fueron muchos y muy diversos, pero hubo uno que, para mí, fue el más significativo y simbólico de la huella que dejó en la cultura televisiva de muchos países y de millones de personas:


Esta imagen, que por sí sola tiene un profundo significado, me recordó la que se le hizo a alguien que fue también un ícono en su gremio: Mel Blanc.

A diferencia de Jorge Arvizu, Mel Blanc inició su carrera en los años 30's como humorista en variedades y radio. Sin embargo se interesó en participar en las caricaturas que pasaban en los cines, y pidió empleo por un buen rato, hasta que fue aceptado por los estudios Warner Bros. y comenzó a aprovechar su talento de poder darle a su voz diversas entonaciones, modos y, finalmente, fue llamado a trabajar en los dibujos animados que tanto le agradaban. Cortos de no más de 10 minutos, con personajes diversos e historias entre cómicas y algo fuera de lo normal al exagerar movimientos, gestos, y otras acciones de las personas.

Muchos de esos caracteres eran anónimos, se limitaban a ser imagenes en blanco y negro, con una trama ligera y divertida, y un desenlace feliz o cómico. Pero Warner Bros. y en particular Leon Schlesinger, productor de incontables cortos animados, encontró que algunos de esos personajes ganaban la simpatía del público, y empezó a darles personalidad propia. Y fue así que figuras como Bugs Bunny, el Pato Daffy (o el Pato Lucas, como lo conocimos en México), Porky Pig, Elmer Fudd (o Elmer Gruñón) y otros muchos empezaron a tener más y más cortos propios, e incluso combinados (¿quién no recuerda la rivalidad entre Bugs Bunny y el Pato Daffy?), y Mel Blanc fue la voz de casi todos esos personajes, demostrando su enorme versatilidad como artista de la voz.

Sin embargo, como era la costumbre en esa época, se reconocía el talento de los dibujantes, los encargados del sonido, pero no de quien daba voz a los personajes. Mel Blanc negoció con el estudio y logró que su nombre apareciera con el crédito: "Caracterización de voces: Mel Blanc", lo cual significó un avance muy importante en reconocer este tipo de participación. Ya para los años 60's, estaba incluido el nombre de todos los artistas que participaban como voces en las series animadas de la época, y nombres como June Foray (quien daba voz a la Ardilla Rocky y Betty Mármol, entre otros), Jean Vander Pil (la voz de Vilma Picapiedra), Edward Everett Horton, y otros más, se unieron al de Mel Blanc en reconocimiento a su participación en esas animaciones.

Mel Blanc siguió activo hasta su muerte en 1989. Siguió dando su voz a casi todos los personajes de caricaturas de Warner Bros., pero también colaboró con Hanna-Barbera, creadores de Don Gato, los Autos Locos, Scooby Doo y otras caricaturas clásicas de los 60's y 70's, siendo algunas de sus voces las de Pablo Mármol (o Barney Rubble en inglés), el Sr. Spacely (o el Sr. Espacial en los Supersónicos), Secret Squirrel (o el Insperctor Ardilla), Captain Caveman (el Capitán Cavernícola), y muchos otros más. Igualmente participaba en diversas campañas informativas para niños en que se usaban a Bugs Bunny y otros de esos personajes. Incluso hizo un comercial para American Express, de los que decía: "¿Me conoce?" y decía todo lo que hacía y nadie lo reconocía, pero presentando la tarjeta, todos lo reconocían. Publicidad al fin.

Hizo presentaciones personales y trabajó en radio y televisión fuera del entorno de voces de caricatura, junto con el cómico Jack Benny, pilar de la TV y radio de los años 50's.

Al anunciarse su fallecimiento, un dibujante resumió el impacto de la pérdida de Mel Blanc en una obra que se llamó simplemente "Speechless" ("Mudos")

Creo que, como en el caso de Jorge Arvizu, esta imagen es elocuente en sí misma.

Mel Blanc y el doblaje mexicano cruzaron sus caminos cuando se empezaron a proyectar en la  televisión de nuestro país, los cortos animados de Bugs Bunny y los demás de Warner Bros. Originalmente yo los recuerdo de niño en inglés, y trataba yo de imitar algunas de las palabras que los personajes decían, claro, nada que ver con la palabra actual. Posteriormente, se empezaron a doblar al español, y varios actores mexicanos daban voces a los personajes que Mel Blanc, él solo, había hecho verdaderas creaciones. Una muestra del talento de todos los involucrados: de Mel Blanc el ser el hombre de las 1,000 voces, y de los artistas mexicanos que perfeccionaron y sazonaron al gusto latino esas creaciones.

Y, en muy buena medida, podría comparar a Mel Blanc y a Jorge Arvizu por su talento, creatividad, ingenio, y vocación hacia su gremio y su oficio.

Las voces misteriosas que crearon incontables recuerdos de infancia, y perduran hasta el día de hoy.

Descubrimientos que uno hace cuando se está en el exterior.