23 enero, 2022

La memoria del video

Cuando uno vive en el exterior cada imagen, cada sonido, adquiere una dimensión diferente.

Recuerdo cuando era chico, al igual que muchos de ustedes, que crecimos con la televisión del aquí y del ahora. Teníamos la imperiosa necesidad de estar en la fecha y en la hora precisas para ver el episodio de la serie que nos gustaba en ese momento; y el llegar tarde, o no llegar, era motivo de una frustración e ira pocas veces vistas en el Universo conocido.

En esos dramáticos casos, se contaba con el consuelo/esperanza de las repeticiones, y tener el Tele-Guía, la revista semanal con la programación de los canales de TV existentes, y en la que venían sinopsis de cada programa y episodio, era fundamental para poder ver el episoido perdido.


Claro, la llegada de la repetición tomaba meses, incluso años, dependiendo de la secuencia de la serie y el ánimo de los programadores en el canal.

Eso cambió un poco con el video casero y las "videocafeteras" como les decía mi papá. Grabar el programa deseado, o programar el aparato para que lo hiciera automáticamente a cierta hora, fecha y canal, fue una salvación para muchos episodios de la serie. "Betamax" y "VHS" se convirtieron en parte de nuestro vocabulario. Y las pilas de videocassettes se empezaron a formar en nuestros hogares, con horas y horas de programas, especiales, episodios, y hasta comerciales, cuando la grabación era automática.

Y cuando se dio el siguiente paso en la evolución y pudimos grabar en video nuestras propias películas y eventos de familia, el video pasó a ser, de un modo de poder ver la TV a nuestro gusto, a un mudo testigo de nuestra propia historia.

Lo que  antes se hacía con película 8 o Super 8mm., que nos daba unos pocos minutos de exhibición, con el video portátil fueron horas y horas de fiestas de niños, bodas, paseos y vivencias de la experiencia diaria. También había los "Buñuels" y "Fellinis" de la Betamovie, y hacían sus producciones.

Pero también sirvió para dejar testimonio de hechos que, literalmente, fueron parteaguas en la Historia.

El asesinato de Rodney King en Los Angeles, por citar un ejemplo. El testimonio del hecho lo tomó una persona que vio el incidente desde su casa, tomó su cámara y grabó imágenes que dieron la vuelta al mundo. Y mostraron que, para captar la noticia, ya no era requisito  ser reportero de un periódico, de una estación de radio o de un canal de TV. El chiste es estar en el lugar correcto, en el momento preciso y con la cámara cargada y con pila.

Internet y los teléfonos móviles fueron, y han sido, la pareja ideal creada por la tecnología.

Y la red global se llenó de millones y millones de horas de video de gente haciendo desplantes, mascotas divertidas, chistes, músicos imporvisados, cápsulas científicas, grupos diversos, y muchas otras cosas más.

Y, para acumular ese enorme acervo surgió YouTube.

[ADVERTENCIA: esto no es inserción pagada ni comercial para YouTube. Con suerte y nunca se enteran de este blog. 😁]

Lo que empezó como una plataforma gratuita para quer la gente subiera sus videos para hacerlos  visibles a unos pocos amigos, o al mundo entero, se ha convertido en un escaparate para dar a conocer música, ciencia, tecnología, trivia, opiniones, tendencias, y como un acervo de material fílmico y videográfico de valor histórico: documentales, noticieros cinematográficos, entrevistas, incluso películas que pasaron sin pena ni gloria, o francamente malas, pero que guardan cierto culto por los admiradores de las llamadas "B Movies".

Pero no dejan de faltar videos de gatos (que son ya instituconales), gente haciendo trucos acrobáticos absurdos y peligrosos, gente que enseña manualidades o a hacer reparaciones básicas, opiniones sobre libros o películas o programas de TV.

También es usado como canal de difusión científica, cultural, comercial, incluso de espectáculos y películas.

Pero, como en todo, hay un uso y un abuso.

YouTube ha servido también para enviar mensajes de odio, de adoctrinamiento hacia grupos terroristas, para transmitir desinformnación de forma tan convincente que pareciera ser verdad.

Y, ante las voces de activistas, de grupos vulnerables, de autoridades, y del mismo público, la plataforma ha estado creando reglas para los contenidos que va a publicar. No es perfecto ni infalible, pero es un avance.

Y, para mi, en este mundo actual de TV de paga, con cientos de canales de todo para todos los gustos, o de servicios de "streaming" con series y películas de todo tipo, originales y de las grandes productoras, YouTube ha sido mi medio de video de elección. Y por una sencilla razón.

Por la universalidad y versatilidad de la plataforma, puedo encontrar prácticamente de todo, sin pagar una membresía ni estar sujeto al catálogo de tal o cual servicio. Aparte que no soy muy dado a maratones de películas, o a perseguir los últimos estrenos. He llegado a ver imágenes de cortos de cine de fines de los 1800s, o la verdadera historia del Barón Rojo, o el audio original del Control de Misión del Apolo 13, sin cortes. Pero también caigo con los videos de gatos, lo admito.

La divulgación científica en YouTube es enorme y muy diversa. Incluso he llegado a encontrar documentales de los años 50s sobre qué hacer en caso de un ataque nuclear, o cómo se desarrolló un avión que ahora es un clásico.

También hay segmentos, o "clips", de películas famosas, de programas de TV, entrevistas, eventos, en fin...

Y es un acervo que crece día con día, y aparecen frecuentemente nuevos canales sobre muchos temas, y son presentados por gente común, con el deseo de dar a conocer sus ideas, hallazgos, opiniones, al mundo entero.

Y YouTube premia a los canales con placas conmemorativas cuando pasan de cierto número de miles, incluso millones, de suscriptores a un canal. Y los titulares de esos espacios muestran orgullosos sus placas y se desmoronan en agradecimientos a sus seguidores.

YouTube... siempre contigo.

Esta plataforma me ha servido para reencontrarme con imágenes del pasado que pensaba ya perdidas pero que, en algún momento, alguien grabó y conservó y que, por una causa u otra, decidió subirlas a su canal, tal vez de nostalgia, tal vez de un tema o tópico en particular. 

El caso es que, entre las sugerencias que el ya célebre algoritmo de YouTube, basándose en mis búsquedas previas o en los videos que he visto anteriormente, me presenta al iniciar la sesión del día, me muestra una selección de videos de muy diversos temas, todos de mi interés, más sugerencias que YouTube piensa que pueden serlo. Hay que admitir que a veces le atina, pero otras nada más manda cosas a ver si caigo, pero no.

Y son tardes que vienen y van frente a la pantalla, descubriendo algo nuevo que nunca imaginé que existiera, o reencontrar fragmentos de programas o películas que alguna vez ví y que siempre quise volver a ver, pero que nunca pude encontrar, y había perdido la esperanza de encontrar. Hasta que las busqué en YouTube, o la plataforma me las presentó en su apetitoso menú.

Y vienen a la mente recuerdos, imágenes de personas, de lugares, de hechos de mi vida pasada que se asocian a esos videos. Y siempre esa nostalgia deja un grato sabor de boca.

Igualmente, la música y las imágenes logran que sentimeintos queden a flor de piel, y uno pasa de la alegría, a las lágrimas, a la adrenalina, en un click. Y una risa, o una lágrima o una exclamación de energía encuentran modo de salir a la superficie, para desconcierto de los que están alrededor.

Definitivamente, YouTube tiene un ferviente admirador en mí.

Remansos que se nos dan cuando se está en el exterior.