29 marzo, 2015

Siguiente parada...

Cuando uno vive en el exterior, y más como parte del Servicio Exterior, se sabe que no es uno quien marca los tiempos de la llegada o la salida. Es el propio Servicio el que nos dice cuando abrir el equipaje o cuando empacar.

Pues bien, después de casi cuatro años de haber regresado a la Patria, es tiempo para nuevamente desplegar las velas y zarpar a un nuevo puerto. Esta vez en Canadá.

He sido nombrado Cónsul de México en Leamington, provincia de Ontario, Canadá. Es mi primer mando en una oficina consular.


El momento ha llegado de curtirme en tener una oficina bajo mi jefatura. La experiencia acumulada en todos estos años en consulados y en la oficina central será puesta a prueba en esta nueva etapa de mi carrera. Obvio, uno no nace sabiendo ser jefe, el oficial de mando se hace a fuerza de saber recibir y cumplir órdenes de quienes lo preceden en el rango. Esos oficiales superiores, como alguna vez lo comenté, pueden ser fuentes de donde uno abreva sabiduría y prudencia en el ejercicio de una responsabilidad. Pero también los hay quienes son una muestra de lo que no se debe hacer, por el bien propio y por el de los que están bajo el mando de uno y por el de la misión que uno tiene encomendada.

Si bien el panorama hacia el frente resulta prometedor para los que formamos la tripulación de este navío llamado familia Bernal Cabrera, también es bueno detenerse en medio de esta vorágine que es un traslado para ver lo que ha sido este tiempo en nuestra experiencia nómada.

Como escribí a nuestra salida de Texas, al ver a los que dejamos atrás se tiene una mezcla difícil de sentimientos. En esta ocasión resulta de especial significado, ya que en esta etapa fue el regresar a nuestras raíces, reencontrarnos con el pasado y pisar terrenos que nos resultaban amigables y familiares. Los amigos de infancia y juventud han sido bálsamo para hacer este retorno más agradable, aunado a los que encontramos por primera vez, y que han hecho que nuestro horizonte fraterno se expanda todavía más. Gracias a todos por haber vuelto a entrar a nuestras vidas o por hacer su incursión en ella por primera vez. Les aseguro que no se quedan atrás, sino que ahora nos acompañan en esta nueva jornada. Bienvenidos a bordo, y deseamos que la travesía con nosotros les resulte placentera.

 Ya, de alguna manera, adelantábamos nuestro deseo de regresar al exterior en entregas pasadas de este blog. El desarraigo nuestro, el desencanto de los chicos al ser arrancados del entorno que siempre consideraron como propio... Han sido tópicos de los que ya hemos platicado en este espacio, Sin embargo, ahora que la partida es inminente, genera sentimientos encontrados. Persisten los mismos sentimientos que se nos dieron en nuestra estancia inicial, pero hasta los chicos han logrado crear afectos en esta tierra y nosotros, los adultos, hemos creado o recreado lazos con la gente que es parte de este lugar, ha germinado el gusto por ciertos espacios nuevos y el recuerdo de los que vivimos en nuestra lejana infancia y juventud,

Ahora que los que van a vaciar nuestro hogar y cargarlo en un transporte están próximos a hacer su trabajo, y ver como la casa que estuvo por todo este tiempo con nuestros muebles, nuestros libros, nuestra ropa, nuestros deseos, nuestras aspiraciones; y que fue también espacio para recibir a nuestros seres queridos, vivos y ya fallecidos, a los amigos sinceros como reciprocidad a la hospitalidad que recibimos en alguna o en varias ocasiones, es cuando se agolpan los recuerdos, las vivencias, el eco de las risas y las pláticas amenas, acompañados de un café o una copa. Las reuniones, algunas perpetuadas en fotos, otras sólo en la imagen imperecedera del recuerdo, serán siempre parte de nuestro menaje emocional, que en cada parada se hace más grande, pero nunca más pesado.

Siempre las despedidas son difíciles. A mí no me gustan. Sin embargo, cuando la casa esté vacía, la oficina entregada, los servicios cancelados y estemos despertando para el día de nuestra partida, el inevitable "hasta pronto" hará su aparición, tal vez algunas lágrimas, y siempre el sincero deseo de volverse a encontrar para seguir la charla, ir al café o al restaurante que siempre ha gustado, o simplemente por el gusto de volvernos a ver. ¡Claro! Siempre estará feisbuc para continuar el contacto... o guasap, o lo que la tecnología nos conceda para acortar las distancias y acercar a las personas que queremos, donde quiera que estén.

Este espacio recupera su espíritu original: el compartir con ustedes las vivencias, las ideas, los sentimientos, las anécdotas, y todo lo que hace la vida desde el exterior.

Seguimos en contacto... 

2 comentarios:

Arturo Gudiño Chong dijo...

Felicidades y adelante. La vida nos ofrece oportunidades para seguir desarrollándonos y creciendo en sabiduria y servicio a los demás. Te deseo lo mejor y seguimos en contacto, a la distancia de un Click. Abrazo.

El Jubar dijo...

Pues no estoy del todo de acuerdo con usted, Alberto. Cierto que como será su primera titularidad hay cierto grado de simbolismo implícito, pero creo que usted ya ha estado al frente de oficinas mucho más grandes y complejas, solamente que era por delegación. Me consta que durante nuestra colaboración me quitó todo el peso del manejo cotidiano del consulado, así que creo que está más que capacitado para la nueva aventura. Pero también habrá que saber delegar, resistir el impulso de micro-administrar, confiar en sus colaboradores. Como sea estoy convencido de que será otro buen éxito en su carrera. ¡Buen viaje!