21 junio, 2016

Pacífica

Cuando uno vive en el exterior, le puede tocar la oportunidad de presenciar eventos que cambian el panorama del lugar en donde nos toca vivir.

Recién comenzamos este blog, les platicaba de ser testigos de la Historia. Esa vez hablábamos de sucesos de impacto global. Sin embargo, la escala de los hechos puede variar como puede variar el tamaño de donde pasan las cosas.

Windsor, por ejemplo.

Esta ciudad de casi un cuarto de millón de habitantes, como les contaba en una entrega anterior, es donde vivimos. Tiene la particularidad de vivir, y justificar su existencia, alrededor del automóvil y de las partes con las que se arma uno. Por muchos años, la industria automotriz de Canadá tenía uno de sus pilares fundamentales en esta comunidad ribereña, y a la vez fronteriza con la sede mundial de las principales marcas de coches en el mundo: Detroit. Sin embargo, 2008 fue el año en que hacer coches en Estados Unidos se convirtió en un peligroso oficio, llevando a dos de sus tres marcas prácticamente a la quiebra, mientras que la sobreviviente, Ford, logró sobrevivir, en opinión de los que saben de esto, prácticamente de milagro.

Obvio es suponer que el impacto reflejado en Windsor fue demoledor. Con el tiempo General Motors cerró una gran planta en esta ciudad, dejando un galerón vacío, todavía con el logotipo de la marca en un puente que comunicaba las dos naves del centro de ensamble. Un silencioso recordatorio de la debacle automotriz que afectó a ambos lados del río Detroit.

Por su parte, Chrysler conservó su planta, en la que se fabricaban las dos minivans de la marca: la Town&Country, el modelo de lujo, por decirlo así, y la Gran Caravan, para el segmento de clase media.

Ford tiene una planta de ensamble de motores que, sin ser tan grande como sus competidoras, se mantiene en una operación que podemos clasificar como estable.

Después de la debacle, nuestra ciudad ha tenido una recuperación lenta, pero sostenida, aunque no al nivel que los "windsornitas" (ese es el gentilicio usado por esta ciudad, no culpen al mensajero) desearían.

Para colmo de males, Windsor ha apostado a varios proyectos de inversión de empresas de diferentes partes del mundo, pero ha fracasado en todos los intentos en favor de México, el sur de Estados Unidos, u otras regiones del mundo que están ganando importancia en el mercado de la fabricación de automóviles. En el año que tengo de vivir aquí, me ha tocado ver que la "Capital Automotriz de Canadá" dejó pasar dos proyectos que, de haberse logrado, hubieran representado más de US$1,500 millones de dólares de inversión de marcas europeas. Como podrán imaginar el desencanto, por llamarlo de una manera muuuy amable, en la opinión de la gente acá fue inmenso. Y ríos de tinta corrieron en editoriales y columnas del periódico local, el "Windsor Star", expresando la ineptitud de Canadá, y Ontario en particular, en poder amarrar esas inversiones. Claro, la excusa de que México tiene mano de obra barata, y que Estados Unidos le da preferencia a sus plantas, sirvieron para culpar a alguien de las fallas propias. Pero todo el mundo coincidió en que las políticas de inversión de este país eran más disuasivas que atractivas, en forma de complejo burocratismo, poco apoyo financiero a la inversión y reglas complicadas. Resultado: la gallina de los huevos de oro se fue a otra granja, que terminó estando en Europa Central.

Pero hasta la más tormentosa tormenta llega a amainar. Incluso para la industria del automóvil de Windsor. Y esa calma llegó con nombre propio: Pacífica.

Pero este nombre no es nuevo en la historia del automóvil. Hagamos un poco de historia.

Remontémonos a 2003. Chrysler estaba en una época de crear nuevos modelos, diferentes, novedosos en la industria. Y así surgió el PT Cruiser, como una reminiscencia de los autos de los 30's, pero con un sabor del inicio del Siglo XXI. Un concepto que duró prácticamente toda la primera década del nuevo milenio.



Y explorando el mercado de los vehículos intermedios entre las minivans (también invención de Chrysler en su actual encarnación y que, por cierto, se ensamblan... ¿Saben en dónde? ¡Windsor!) y el automóvil, surgió un vehículo tipo crossover, es decir, un modelo intermedio, Al que le decidieron dar un nombre llamativo: Pacífica.

Yo lo conocí en California, durante mi estancia en Santa Ana. Es aquí donde la memoria me hace juegos extraños. Recuerdo que, cuando se lanzó la Pacífica en 2003 se dijo que sería, en primera instancia, un modelo creado para el mercado de California y que, eventualmente, se extendería a todo Estados Unidos. Su línea me pareció, y me sigue pareciendo, muy atractiva, y sé convirtió en uno de esos sueños no cumplidos, ya que estaba muy fuera de mi presupuesto, y más con algunas monerías muy monas, como un GPS como fondo del velocímetro (me late que eso es otra trampa de la memoria, ya que resulta muy poco práctico).

Sin embargo, y gracias a las maravillas de Google, pude saber varios hechos reales respecto al auto de mis sueños: se hizo de 2003 hasta 2007, que no fue un auto muy exitoso por tener fallas mecánicas frecuentes y que, como dato curioso, se ensambló únicamente en... ¡Windsor!

                                               La camioneta de mis sueños

Y con ese amor imposible, siguió mi vida. Hasta mi llegada a Canadá. Y ver, con profunda alegría, que la Pacífica gozaba de buena salud y popularidad en esta zona. Y en este año de vivir en Windsor, he podido ver gran número de Pacíficas en perfectas y prístinas condiciones, como salíditas de agencia.

Pero volviendo a la resurrección de Windsor, a fines de 2014 se anunció que Chrysler estaba trabajando en un nuevo proyecto, y que Windsor sería la sede de este programa. Un año y USD$3 mil millones de dólares después, la planta de aquí estaba lista. Todo se mantuvo en secreto. Y la ensambladora daba detalles aislados de su nuevo producto: sería una minivan completamente nueva, con mejor tecnología que los modelos existentes, un gran avance en el concepto.

Finalmente, a fines de 2015, se anunció la marca del nuevo modelo: Pacífica.

Y se dio a conocer la salida de un modelo de minivan que sería reemplazado por la Pacífica: la Town&Country, que había cumplido su ciclo después de casi 60 años en el mercado, en diferentes épocas y modalidades. Pacífica sería dirigido al segmento alto del mercado, con un costo inicial de USD$35,000.00 dólares para el modelo más sencillo en Estados Unidos, y USD$45,000.00 para la versión para el mercado canadiense, que sería el siguiente modelo en el mercado del vecino país.

Damas y caballeros: la nueva Chrysler Pacífica 2017.


Y esta innovación no sólo ha sido la nueva apuesta de la marca en un mercado que de por sí domina. Ha sido la bocanada de aire fresco que Windsor necesitaba, después de varios años amargos de desempleo y baja económica. Más de 700 nuevos empleos se abrieron en la renovada planta, con expectativas de que asciendan a 1,200, lo que hizo salir a nuestra ciudad de la infame categoría de ser la ciudad con mayor desempleo en Canadá. La derrama económica para la zona ha sido significativa, lo que ha hecho que la región pudiera reactivarse. Tanto le está apostando Ontario a este proyecto, que la provincia le dio un apoyo económico de CAN$85 millones de dólares para reforzar a la planta.

La camioneta fue presentada oficialmente en febrero de 2016 a D-os y al mundo, saciando la curiosidad de la industria y de los consumidores, terminando las especulaciones sobre lo que sería y no sería la nueva Pacífica.

Alguien alguna vez comentó de que ojalá la nueva minivan no sufriera la misma suerte que su crossover homónima de la década anterior. Pero Chrysler ha invertido demasiado en tiempo, dinero y esfuerzo para cometer un error de ese tipo. Al menos eso es lo que se puede ver.

Ahora el estado de ánimo de Windsor ha cambiado. Ha dejado de ser una ciudad sumergida en la tristeza y la desesperanza por inversiones pérdidas. Ahora es un lugar con esperanzas y visiones promisorias del futuro, con un nuevo nombre en su mente y en las agencias de una marca estadounidense de autos, y que se convierte en el nombre del porvenir: Pacífica.

El resurgimiento, el renacimiento de un lugar que uno vive cuando se está en el exterior.

2 comentarios:

El Jubar dijo...

La crónica se le da muy bien, Alberto, o será que es mi favorita. Saludes!

Unknown dijo...

As usual, bravo! Love your blog! All the best, now from Toronto!